La mayoría de los aficionados al ciclismo que se inician en un programa de entrenamientos cree que cada día debe ser duro, que los días de descanso son días perdidos y que si se enferman su progreso alcanzado se vendrá abajo. ¡Pero la realidad no podría estar más alejada de esto!
Un programa de entrenamiento diseñado por un experto está basado en el balance correcto de carga y recuperación. La adaptación a las cargas de entrenamiento mejorará tu resultado deportivo, pero además incrementará la tolerancia a sesiones cada vez más complicadas, mejorando de esta manera tu capacidad física y psíquica.
No hay fórmulas mágicas en el proceso, ni vitaminas o alimentos que de inmediato mejoren significativamente tu adaptación o rendimiento a las sesiones de entrenamiento. Hay muchos “expertos” improvisados que te hacen pasar una serie de acciones ridículas, prometiendo que mejorarás increíblemente rápido y lo único que provocan son lesiones que te harán retroceder lo alcanzado hasta el momento.
Para mejorar hay que seguir un entrenamiento bien dosificado con por lo menos con una frecuencia de 4 días a la semana. Debes hacer sesiones que te lleven a los límites de tus capacidades físicas y sesiones que regeneren el desgaste del día o días previos. Ten cuidado con los que te pongan a entrenar en condiciones extremas de calor o con adversidades fuera de lo común, pues lo que conseguirás será enfermarte o desilusionarte por no ver avances en tu rendimiento.
Para bajar de peso no hagas caso a dietas maravillosas que te prometen bajar de inmediato los kilos que traes de más. Lo único que conseguirás será una deshidratación severa o una desnutrición por la falta de algunos nutrientes que balanceen la ingesta requerida por día. El experimentado entrenador cubano Leonel Álvarez solía decir: “Plato chico en la mesa y plato grande en bicicleta” y no podía tener más razón, pero todo de una forma balanceada.
Si te enfermas, lo mejor es dejar pasar un par de sesiones de entrenamiento y regresar cuando estés sano. Si sigues presionando a tu cuerpo cuando estás enfermo lo único que conseguirás es retardar la recuperación. En esta época del año hay un sinfín de enfermedades respiratorias que impactan la actividad muscular y reducen nuestro rendimiento físico, es importante estar sano si vamos a seguir entrenando fuerte.
Si tienes fiebre es peligroso salir a entrenar. Y ten mucho cuidado si tienes hijos atletas y están enfermos, no cometas el error de mandar a tus hijos a entrenar solamente porque el compañero sigue yendo y le va a ganar. A menos que tengan que interrumpir la actividad física por más de dos semanas, su rendimiento no se verá muy afectado y es mejor descansar.
En algunos casos de gripe, sin tantas molestias y sin la presencia de fiebre, el entrenamiento a baja intensidad te puede ayudar a recuperarte de las molestias. Pero no te dejes llevar por la tentación de salir en grupo y apretar más de lo debido, porque sino solo conseguirás empeorar tu situación. Asesórate de un buen médico y de un experto en entrenamientos para que no salga mas caro el caldo que las albóndigas.