Se dice que la política es la continuación civilizada de la guerra, pero al tratarse de México, es la guerra misma. Un presidente municipal degollado en Chilpancingo y otros tantos que han perdido la vida por no ceder secretarías y porcentajes de presupuesto al crimen organizado, son la punta de un iceberg mucho más profundo que en realidad, arde en las entrañas del país.
El hecho es que los contextos electorales tienen una relación directa con el incremento en desapariciones forzadas. Así lo probaron investigaciones presentadas en el Segundo Seminario Nacional sobre Desaparición de Personas.
Concretamente, una investigación denominada “Análisis de desaparecidos en procesos electorales y no electorales en los 125 municipios del Estado de México”, presentada por el Dr. Jorge Javier Jiménez Zamudio y la Mtra. Jeanett López García, demostraron un incremento significativo en las desapariciones durante procesos electorales, en las que son los equipos de campaña en territorio quienes resultan ser más vulnerables.
Aún con la estadística oficial que permite advertir esta tendencia, el Estado de México ni siquiera reportó las desapariciones de mujeres en el contexto electoral. Su cifra obtenida en los registros, en una de las entidades más peligrosas para ser mujer y con la estadística más alta de feminicidios, asciende a CERO. De manera inverosímil, parecería que han desaparecido a las desaparecidas de los reportes oficiales, así lo hace notar el Dr. Jiménez Zamudio.
En cuanto a la información que si existe y puede encontrarse en las fuentes oficiales, los investigadores encontraron que en temporada electoral, Ecatepec es el municipio con mayor número de desapariciones, seguido de Toluca y Nezahualcóyotl mientras que en periodo no electoral, los municipios con más desapariciones Zumpahuacán, Amanalco y los de la región que colinda con Guerrero, como Sultepec.
En la política mexiquense, Ecatepec de Morelos es el municipio más influyente en los resultados electorales por su tamaño, su densidad poblacional y su alto nivel presupuestal. Sin embargo, al mismo tiempo es uno de los más violentos.
Las cifras son contundentes: los procesos electorales en el Estado de México no han tenido un impacto significativo en el total de personas desaparecidas en los últimos años.
El análisis estadístico revela que entre los periodos electorales de 2018, 2021 y 2024, no hubo variaciones importantes en comparación con años anteriores. De los 1,381 secuestros reportados en todo el ciclo electoral, solo el 1.6% estuvo relacionado con causas vinculadas a los comicios. Estos datos desmienten cualquier vínculo directo entre elecciones y desapariciones forzadas.
Además, entre 2017 y 2024, no se observaron diferencias estadísticamente relevantes en el comportamiento de las desapariciones, salvo en el año 2023. En ese periodo no electoral, las acciones preventivas contra este delito parecieron haber tenido un leve efecto disuasorio en algunos grupos delictivos. Sin embargo, la problemática persiste. Las proyecciones indican un crecimiento anual de 76 desapariciones para el Estado de México, con una alarmante tasa de 4.6 desapariciones diarias en 2024.
Lo más preocupante es que el análisis muestra una correlación de moderada a fuerte entre la desaparición forzada y el homicidio doloso. Estos datos exponen no solo la profundidad del problema, sino también su relación con la violencia generalizada que afecta al país. En resumen, la desaparición forzada sigue siendo una herida abierta, que ni las elecciones ni las acciones de prevención han logrado mitigar de manera sustancial. ¿Será que también a ellos los han desaparecido de la lista de los desaparecidos?