La creación de Adán es una de las obras maestras de Michelangelo Buonarroti. Se trata de un hermoso fresco ubicado en la Capilla Sixtina. Enseguida presento la imagen con el único propósito de destacar que el dedo de Dios y el de Adán no se tocan.
¿Por qué razón el dedo de Dios y el de Adán no se tocan? Encontré en internet una explicación:
El índice de Dios se encuentra totalmente estirado, intentado y demostrando una disponibilidad absoluta para llegar hasta el hombre. Adán, por otro lado, mantiene el dedo curvado, impidiendo el encuentro con Dios. Esto hace referencia a que, dentro de las creencias religiosas, el creador siempre busca llegar al hombre, pero es este el que tiene el libre albedrío para decidir si tocar llegar a Dios o no.
Decía un viejo columnista regiomontano, el primer redactor de la famosa columna política de El Norte firmada por M. A. Kiavelo, que “si en las cosas de Dios solo Dios, en las cosas del dedo solo el dedo”.
El dedazo sigue siendo fundamental en la cultura política mexicana.
Hoy jueves 28 de abril, para que no haya duda de que la candidatura presidencial de Morena es cosa de tres y no solo de dos —una especie de Santísima Trinidad de izquierda—, el presidente López Obrador estiró su dedo al máximo frente a diputados y diputadas de Morena y señaló el secretario de Gobernación, Adán Augusto López Hernández.
Legisladores y legisladoras del partido del presidente de México entendieron que AMLO se puso en plan Buonarroti, hizo de Palacio Nacional toda una Capilla Sixtina y pintó en cadena nacional —transmisión de YouTube— un fresco que tendrá consecuencias, el de “la creación de Adán”. Diputados y disputadas gritaron a Adán “¡presidente, presidente!”.
Ya no hay duda acerca de que hay un tercer precandidato presidencial, Adán Augusto, que disputará la candidatura de Morena con Claudia Sheinbaum y Marcelo Ebrard.
Como en el fresco original, en la creación de Adán de hoy jueves en Palacio Nacional si bien AMLO ha estirado al máximo su dedo en dirección al secretario de Gobernación, este, seguramente por prudencia y para no hacer enojar a su creador, no alargó su índice todo lo que pudo haberlo hecho. Es decir, el dedo del presidente y el del tercer presidenciable no llegaron a tocarse.
Ya Andrés Manuel ha extendido su índice para apuntar a Claudia Sheinbaum, quien también ha sido premiada con gritos de “¡presidenta, presidenta!”. Y, aunque con menos entusiasmo —el canciller se ve forzado como aspirante de Morena—, López Obrador también ha señalado a Marcelo Ebrard, quien solo ha recibido unos pocos gritos, eso sí bastante fuertes: de Donald Trump aquella vez en que el gringo dobló al funcionario mexicano.
En fin, así las cosas en la carrera sucesoria en Morena, con Sheinbaum adelante en las encuestas, seguida de cerca por Ebrard. ¿Y Adán? Sus números todavía son bajos, tendrá que apurarse. Es decir, por si acaso a AMLO Buonarroti se le ocurriera que su dedo debería apuntar en definitiva hacia donde las estadísticas digan. Lo que sea, vaya divertida que se está dando Andrés Manuel haciendo sufrir a ellos y a ella.
Como me dijo hace rato un sabio empresario que entiende de política, interesante será ver quién llega fresco al final de la carrera, si ellos —Marcelo y Adán— o ella —Claudia—. Porque AMLO los está emocionalmente triturando.