La violencia feminicida en nuestro país comenzó a agravarse durante el sexenio fallido del panista traidor a la democracia Vicente Fox (2000-2006), siendo en ese entonces Ciudad Juárez, Chihuahua, el epicentro de este fenómeno que posteriormente se extendió al resto del país.

Durante el espuriato del excandidato panista a la presidencia, Felipe Calderón, tanto la violencia de su fracasada y falsa “Guerra contra el Narco”, como los feminicidios aumentaron en forma exponencial.

México se convirtió en una gran fosa, pero ya no solo era Juárez: también eran el Estado de México, Baja California, Veracruz, Michoacán y un largo etcétera.

Seis años del gobierno de telenovela de EPN siguieron empeorando las cosas. Con grandes esfuerzos, este gobierno ha logrado estabilizar las cifras de violencia y, aparentemente, mostrar una pequeña tendencia a la baja. ¿Por qué es necesario recordar esto? Para desmontar el intento de narrativa de los medios y bots a favor de Movimiento Ciudadano y el gobernador de Nuevo León, Samuel García, quienes buscan lavarse las manos del feminicidio de Debanhi y de las 15 mujeres desaparecidas en Nuevo León en el lapso de un mes.

El caso más repugnante de este intento de desviar la atención de los responsables de la violencia feminicida en nuestro país es la eterna plurinominal Mariana Gómez del Campo, gris pero vociferante personaje de la derecha miserable, que comparte una imagen creada por una mujer ilustradora en donde se muestra a Debanhi sola, en una carretera, mediocremente alterada para insertar una imagen de Andrés Manuel López Obrador.

Un poco de vergüenza debería tener la sobrina de la bestia de Michoacán y de la protectora de los responsables de la muerte de decenas de niños en las llamas de la Guardería ABC, pero qué va, sería mucho pedir a estas personas tan carentes de empatía.