En este mismo espacio comenté el lunes sobre el “revuelo” aparente que causó la quema de una piñata con la imagen de la ministra de la Suprema Corte Norma Piña, hecho ocurrido durante la concentración obradorista en el Zócalo de la Ciudad de México. Y subrayo aparente porque es claro que fue un hecho magnificado y, sobre todo, editorializado por los medios de comunicación tradicionales, que lo presentaron como si se hubiese tratado de un linchamiento real o de un intento de asesinato.
A tal grado llegó la desmesura alentada por los mercenarios de la información al servicio de la derecha, que incluso destacadas figuras de la Cuarta Transformación como la senadora Olga Sánchez Cordero, se fueron con la finta y mostraron su consternación y desasosiego, igualito que si en vez de quemar una piñata se hubiese atentado de verdad contra la vida de alguien.
La intención de la derecha para elevar a rango de “intento de magnicidio” la quema de un monigote deforme era obvia: distraer la atención de lo ocurrido en el Zócalo: una concentración masiva, una auténtica fiesta popular que opacó a la Marcha del Odio, celebrada apenas unas semanas atrás por los opositores de derecha y algunos miles de ingenuos que todavía les hacen caso.
Ante la contundencia de la fuerza obradorista, la orden a los merolicos y levanta cejas a sueldo fue tajante: ni una palabra sobre el acto masivo; nada de hablar de lo que dijo el Presidente. CERO tiempo aire en televisión para analizar el discurso presidencial que fue una verdadera cátedra de historia. Ni un minuto de las “mesas de análisis” de la derecha dedicado a lo sustancial. Había que evitar a toda costa dar cuenta de lo ocurrido en el Zócalo, pero como no podían simplemente ignorar la magna concentración, era necesario encontrar un tema, un distractor, que pudiera acaparar los reflectores.
Y lo encontraron en la piñata quemada.
Lo interesante -y asqueante, por si hiciera falta más- fue constatar que, el mismo fin de semana que la oposición aullaba lastimeramente pidiendo “alto a la violencia” contra la ministra Piña, esa misma oposición; esos mismos merolicos y levantacejas; esos mismos “opinólogos”, se cebaban en comentarios machistas y repugnantes en contra de una diputada de Nayarit, a la que recurrentemente insultan y vejan con calumnias e infundios que por supuesto no voy a repetir aquí.
Sabemos todos que un rasgo característico de la derecha en todo el mundo, pero particularmente en México, es la hipocresía y la doble moral. Pero en el caso mexicano a tales “virtudes” de la oposición hay que agregar el cinismo: con la mayor desfachatez piden “respeto” para la ministra Piña pero festejan como enajenados cuando en alguna protesta opositora se han quemado efigies que representan al Presidente. Han acuchillado piñatas con la imagen de Donald Trump. Han prendido fuego REAL a mujeres policías en sus protestas “feministas”. Abiertamente desean la muerte del presidente López Obrador. Piden “quemar vivos” a los morenistas. Y por supuesto nunca se indignan ni condenan dichas expresiones de demencia y barbarie.
No, fachos de porquería: a otro perro con ese hueso de su “indignación” selectiva e hipócrita. No vengan a pedir “respeto” cuando ustedes son los primeros en no respetar y en burlarse cínicamente y pedir sandeces.
Twitter: @Renegado_L