La reforma electoral ha quedado como uno de los grandes pendientes. A pesar del activismo legislativo por parte del oficialismo en 2024, Morena y sus partidos satélites decidieron el año pasado dejar para después la citada reforma. Ésta incluiría, si se presta atención al testamento político de AMLO y a los propios dichos de la presidenta Sheinbaum, la eliminación de los diputados plurinominales.

Me centraré, en este texto, en la Cámara de Diputados, dejando para otro momento las implicaciones para el Senado de la República.

La desaparición de los 200 legisladores plurinominales conllevaría serios riesgos para la representatividad de los partidos minoritarios, y desde luego, para la democracia, entendida ésta como un espacio de discusión donde cada voz tiene un eco.

En este tenor, se debe recordar que los plurinominales son los legisladores que llegan al Congreso mediante listas de representación proporcional. Es decir, los partidos que no ganaron distritos pero que sí recibieron votos son integrados a la Cámara mediante una fórmula aplicada por el INE.

Algunos analistas que distan de ser serios y que pretenden legitimar en el discurso la desaparición de los plurinominales recurren a argumentos manipuladores como comparar al Congreso mexicano con el estadounidense o el británico. Si bien estos últimos no cuentan con legisladores de representación proporcional no dejan de ser democráticos. Ello justificaría –aseguran los “analistas”– la reducción del Congreso, como si la historia política de aquellos sistemas tuviese elementos de semejanza con el mexicano.

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Sin embargo, la transformación del Congreso mexicano en otro al estilo estadounidense o británico implica probables desavenencias en el seno de la coalición. A diferencia de Morena, que ganó más de 250 distritos uninominales, el PT y Verde apenas están representados en el Congreso, derivado esencialmente de la representación proporcional, de los acuerdos de “intercambio” de votos en los distritos, y desde luego, de la sobre representación ilegítima otorgada por el INE y validada por el Tribunal Electoral.

Por lo tanto, ante la presencia de Morena y la debilidad de los partidos satélites en solitario, estos quedarían condenados,  sin temor a exagerar, a una eventual supresión en la Cámara Baja.

Por estas razones –se especula– el senador Fernández Noroña ( del PT) ha alzado la voz para pronunciarse contra la desaparición de los diputados de representación proporcional.

En todo caso, se antoja como un debate interesante en 2025 y como una probable paradoja en sí mismo. ¿Buscará Morena hacerse del control del 85 por ciento de la Cámara incluso si tiene que cargarse a sus pequeñas rémoras, mismas que le dieron la mayoría calificada? Lo veremos.