En vísperas de que elijan al candidato de Morena en el Estado de México, más de 60 aspirantes se han registrado en la competencia interna. Durante esta semana ha trascendido la noticia luego de que el CEN lanzara la convocatoria. El caso sigue siendo el mismo cada vez que hay procesos electorales; pasó en distintas entidades- lo que se está convirtiendo en una práctica tradicional.

El problema no es la cantidad de personas que se registren, sino la intención de abultar la lista de aspirantes sabiendo lo que significa ese hecho internamente. Primero, hay muchos perfiles que ni siquiera figuran sus nombres como para pensar que pueden ganar; es más, ni poder de convocatoria provocan en el seno partidista.

El chantaje de Morena

Lo cierto es que, desde hace tiempo, la encuesta se convirtió en un mecanismo de chantaje o simplemente la llave de acceso para negociar. Recientemente eso pasa en las entidades: una cantidad grande se inscriben y después declinan sus aspiraciones ya que recibieron una oferta de algún puesto dentro del gobierno una vez que se gane la elección.

Me parece que han encontrado el acceso perfecto para colocarse dentro de la administración pública con un arreglo. Eso es lo que provoca una encuesta que, a todas luces, no funciona por ningún ángulo ya que el precio que tienen que pagar los que se vuelven candidatos ha sido muy alto. Llegan con las manos atadas llenos de compromisos adquiridos en el proceso interno.

Es una exageración la cantidad de personas que participan o, mejor dicho, aquellos que optan por buscar un acomodo. Sin embargo, el mensaje ambiguo de Mario Delgado hace parecer que se trata de un mecanismo democrático donde cualquiera puede participar. En teoría parece atractiva la propuesta, aunque en los hechos resulta una idea absurda pues el instrumento es utilizado para fines personales, especialmente para quienes sí tienen posibilidades altas de competir utilizándose como medida de presión.

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La encuesta de Morena no tiene sentido

Por ello, no tiene ningún sentido mantener una encuesta- a la que solo justifican- como el mecanismo donde la “población civil” decide, siendo que esa evaluación ni siquiera es real, al menos jamás se ha podido comprobar un muestreo publicado ante la opinión pública. Las mismas circunstancias nos han hecho dudar y especular pues se trata de un recurso lleno de errores metodológicos que han caído en detrimento.

Es decepcionante la forma en que nos tratan de vender un juicio dado que su manejo se ha prestado, incluso, a la propia manipulación de los resultados. Es más, nadie se creyó la idea de lo que pasó en Michoacán cuando de principio a fin el Senador Cristóbal Arias Solís ganó 42 encuestas a priori y perdió la definitiva de Morena. Fue un insulto a la misma inteligencia cuando presentaron a otro supuesto ganador.

Ahora bien, hay un grave riesgo de que esto suceda en la elección presidencial. Muchos han advertido pues es más que evidente que hay dados cargados hacia un perfil. Por ello, la encuesta no garantiza nada. Lo único que provoca es insatisfacción porque se presta para el auspicio a fin de beneficiar a perfiles ignorando el verdadero pulso de la sociedad.

Morena debe buscar elecciones primarias para candidatura presidencial

Por ello, la mejor manera de encarar un proceso interno son las elecciones primarias en las que se tome una decisión acertada a través de la participación interna.

El partido puede comenzar a poner en práctica esa acción, especialmente por la forma en cómo se han dado los procesos de inscripción. Es lo ideal y lo más democrático en un partido implementar formas innovadoras donde la participación haga valer su decisión y no la de una minoría.

La encuesta en Morena nos ha demostrado que no sirve. Más bien, se convirtió en un mecanismo de chantaje para quienes han encontrado la forma de negociar espacios ya que la misma experiencia y los hechos así lo testifican- que ha sido la vía incorrecta de definir candidatos a puestos de elección popular.

Recordemos también lo que aconteció hace más de tres años en la Ciudad de México. Muchos nos confiamos en que se iban a ratificar los pronósticos que otorgaban 21 encuestas pues había motivos suficientes para declarar a un ganador ya que todo era favorable. Y ¿qué pasó? Sorprendentemente ganó el perfil que hoy gobierna la capital del país, cuando fue inmerecido.

Hoy está más que claro que la encuesta de Morena ha cometido muchas irregularidades y desaseos.