El funcionamiento de toda estructura política depende del equipo que se construya para los fines planteados a corto, mediano y largo plazo. Ese fue el caso de López Obrador, que durante más de treinta años edificó las condiciones para llegar a Palacio Nacional. Asimismo, fue agregando cuadros relevantes que, por último, forman parte fundamental del armado, no solo en espacios del poder público, sino también legislativos, donde el mandatario tiene gran influencia por la afinidad del proyecto de transformación.

Precisamente, en los tiempos claves que vive el proceso que encabeza el presidente, el trabajo que lleve a cabo Claudia Sheinbaum, heredera del bastón de mando, tendrá impactos positivos en la medida que fortalezca el equipo territorial. De hecho, en este espacio de opinión hemos hecho énfasis en la poderosa estructura que ha ido construyendo Sheinbaum. Además de darse a la tarea de sumar a los más capaces y experimentados, de manera muy precisa está allanando las condiciones en cada uno de los puntos geográficos que ha ido recorriendo.

Los testimonios son la prueba más contundente de ello. El fin de semana, por ejemplo, se notó la gran identidad que tiene Claudia Sheinbaum, especialmente en estados que, en este momento, no gobierna Morena a nivel estatal. De hecho, fue un grandísimo acierto sumar a Ricardo Monreal en tareas de planeación y logística. De igual forma, se nota la mano de Néstor Núñez, que acompañó a Sheinbaum a Nuevo León. Incluso, todo giró en torno al proceso de la designación para las nueve entidades federativas que, claro está, salió ganando Sheinbaum, tal y como justificamos ayer en nuestra columna de opinión.

Quizá, para efectos de construir la estructura completa, falta la designación de quienes serán los abanderados a integrar la fórmula del Senado a lo largo y ancho del país. De igual manera, los candidatos en los distritos federales y locales, al igual que las presidencias municipales que, por su dimensión, suman una cantidad importante de votos. De hecho, se espera que muy pronto estén listos los perfiles y, con ello, la maquinaría preparada para enfrentar el proceso electoral.

Eso, de manera clara, influirá en el resultado final a la hora de las votaciones. Incluso, al venir de atrás, la oposición hará cualquier cosa para posicionarse en el plano electoral. El problema de ello es que, desde hace tiempo, Xóchitl Gálvez perdió la elección. Los errores, las grandes confusiones y la falta de una narrativa que impacte, son solo algunos de los componentes que, a la postre, sumarán para sepultar toda aspiración. Está claro: Claudia Sheinbaum ganará la elección presidencial.

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Siendo así, Claudia Sheinbaum seguirá el mismo camino que López Obrador. Es decir, hará historia el próximo año y, de manera contundente y legítima, llegará como la primera mujer presidenta de la historia de México. La respuesta es muy sencilla: tiene al mejor cuadro en la cancha y una estructura que, para competir, tiene la capacidad y la fuerza política. De hecho, lo hemos justificado una y otra vez: no hay nada que la derecha pueda llevar a cabo ante el dominante paso del lopezobradorismo. Un ejemplo claro, en tiempos de degradación de la oposición, es que Xóchitl empuja más y más para que Sheinbaum gane sin contratiempos.

Es muy probable que Samuel García, con las condiciones dadas para ser candidato presidencial de Movimiento Ciudadano, se posicione en segundo lugar, pues Gálvez, ni en conjunto con las estructuras que han decidido cobijarla, ha levantado expectativas. Está desinflada y, por si eso fuese poco, su estrategia de irrupción fue un fiasco para promoverla sin ningún éxito.

Claudia Sheinbaum, repito, ganará la elección presidencial. Incluso, ha trascendido que mantuvo pláticas con Marcelo Ebrard. O sea, supo tejer fino.