Se ha convertido en una práctica recurrente, casi en el sello de la casa de la dirigencia nacional encabezada por Alito Moreno; lo ha hecho en su momento con Quirino Ordaz y con Ulises Ruíz, entre otros; hoy lo ha vuelto a hacer en contra de Claudia Pavlovich y de Carlos Miguel Aysa, la persona que entró como sustituto al gobierno de Campeche, cuando el hoy Presidente del PRI, hizo a un lado su compromiso con los campechanos, y dejó esa silla por irse al partido.
No es que se defienda a quienes hacen a un lado su militancia y los principios que dijeron defender, para ahora incorporarse a otro gobierno; sin embargo, lo que llama la atención es la incongruencia entre lo que se dice y se hace, la diferentes varas que usan los alitos para medir a conveniencia, y de acuerdo al personaje y al contexto.
Lo mismo que ocurre en algunas dirigencias estatales es lo que se práctica a nivel nacional: aquel priista que trabaje para otro proyecto será expulsado o borrado de la historia del partido, hasta sus fotos en los edificios han llegado a bajar.
Pero curiosamente, al mismo tiempo que hacen eso, cobijan a ex priistas, que con sus equipos, ahora son abanderados por otros partidos de la alianza Va por México; y que en su momento compitieron en contra de los intereses del mismo tricolor y sus candidatos. Muchos de ellos en su momento, descalificaron, insultaron, y estigmatizaron a la militancia priista, y hoy, han encontrado con otro partido, la oportunidad de obtener el apoyo y aval de la dirigencia revolucionaria.
El partido que se decía conciliador, y que siempre presumió de su capacidad para lograr acuerdos y alinear a sus liderazgos y militantes, hoy prefiere amenazar que hacer llamados a la unidad. La dirigencia prefiere aprovechar las circunstancias que otros políticos desatinadamente les están dando, para poder legitimarse y acallar los rumores que han generado dudas con respecto a su verdadera lealtad, como en el caso de Alito, que desde que llegó, ha sido vinculado al presidente López Obrador.
Quizá por eso prefiere gritar más fuerte, y ser escuchado como una persona que no permite medias tintas, que esta decidido a ser el líder de un partido que requiere mostrar una postura más crítica al gobierno actual; aunque en la práctica aún hay señales inconsistentes con esto.
Si su postura va a ser así, esta bien, pero que barra parejo; no nada más los pisos ajenos. Dicen que el buen juez por su casa empieza y en ese caso, ese mismo tono y amenaza de expulsar del PRI a quienes trabajen con otros partidos, debería hacerlo extensivo desde hoy, a la bancada de diputados federales que en su mayoría plurinominales, han mostrado tibieza a la hora de definir su postura sobre la Reforma Eléctrica enviada por el Presidente.
Si un diputado federal priista vota a favor, se abstiene, o se ausenta de la votación de dicha reforma, la dirigencia nacional debería de expulsarlo inmediatamente, por su traición a los principios que dice defender, y en congruencia con la actitud mostrada por el campechano y su gente en otros casos. Si no lo hace, Alito quedará totalmente evidenciado finalmente.
Tamaulipas, la Cabeza
Ante la negativa del Gobierno Federal de vacunar contra el covid-19 a los niños a partir de los 5 años, el gobierno de Tamaulipas, que encabeza el criticado gobernador Francisco García Cabeza de Vaca, ha anunciado que pedirán más vacunas a sus vecinos del norte con el fin de implementar un programa en todo la entidad, que permita poder llevar a los menores a vacunar a la frontera de manera gratuita y sin necesidad de visa.
De lograrlo, el gobernador anotará un gran gol en la víspera de la elección a la gubernatura de dicho estado a mediados de año; y Tamaulipas se pondría a la cabeza a nivel nacional en la solución de esta necesidad expresada por miles de padres de familia de todo el país.
Lo bueno, también se cuenta.