La Agencia Federal de Aviación de los Estados Unidos (FAA por sus siglas en inglés) ha anunciado una importante inversión para combatir las emisiones de CO2 a la atmósfera, y es momento de que hablemos de ello.
Para lograr esa meta, invertirán cerca de 290 millones de dólares, a través del apoyo al desarrollo de proyectos encaminados a tener una aviación sostenible y amigable con medio ambiente.
¡Es correcto! En el vecino país están en tiempos electorales, y hasta el mes de noviembre sabremos qué proyecto va a gobernar a la “nación más poderosa del mundo”.
El actual gobierno, a cargo de Joe Biden, ha previsto que se continúen con los trabajos para la meta de cero emisiones de gases de efecto invernadero para el 2050, que es una medida adoptada de manera global en la aviación.
Es así como parte de estos recursos que se utilizarán para financiar estos proyectos para tener una aviación “más verde”, provienen de la “Ley de Reducción de la Inflación”.
Que se oiga claramente, antes de la probable llegada de Trump al poder, la gente detrás de Biden ha considerado positivo el invertir el dinero para el combate al cambio climático, antes de que el negacionista de Donald se rehúse a continuar con los trabajos para una aviación sostenible.
A través de un comunicado, el secretario de transporte del vecino país, Pete Buttigieg, aseveró la importancia de alcanzar la meta de cero emisiones, además de mejorar la seguridad, la eficiencia y la sostenibilidad del sistema aeronáutico. Para ello se requiere de subsidios por parte del gobierno para lograr la descarbonización, y seguir siendo los líderes en el sector aéreo.
¿Y cómo está repartido este subsidio? Como saben la FAA es una agencia gubernamental que recibe dinero de los contribuyentes, y ese dinero será utilizado para desarrollar proyectos contra el cambio climático en la industria aérea.
Y para ello, poco más de 244 millones de dólares exclusivamente estarán destinados a proyectos que tengan que ver, ya sea con la fabricación, almacenamiento o transporte de combustible sostenible, conocido como SAF por sus siglas en inglés (Sustainable Aviation Fuel).
Mientras más se trabaje en la migración a este tipo de combustible, que son más amigables con el medio ambiente, el combate al cambio climático será una realidad. También dentro de este presupuesto se tiene contemplado el apoyo a estudios que estén relacionados con la “infraestructura” aeroportuaria.
Como saben, la aviación comercial va de la mano con las instalaciones aéreas y una mejor planeación, así como el manejo de las operaciones -tanto de despegue como de aterrizaje- pueden optimizar la quema de combustibles fósiles. Y es que un carreteo más corto, por ejemplo, permite reducir considerablemente los gases de efecto invernadero.
También se requiere de infraestructura para almacenar y transportar en SAF en los aeropuertos. Para ello se requiere de un esfuerzo titánico; migrar de las energías fósiles a las sostenibles es el reto y los aeropuertos deben estar dispuestos a realizar las adecuaciones necesarias.
El resto del presupuesto (más de 46 millones de dólares) serán para la investigación de nuevas tecnologías que ayuden a la reducción de las emisiones de CO2 por parte de la industria aérea a la atmósfera.
El riesgo real de que Trump regrese a la Casa Blanca es enorme, y que los trabajos para la descarbonización de la industria aérea se vayan “al cuerno”, son muy probables, tan solo recordemos que el buen Donald no cree en el cambio climático, piensa que es un cuento de los progresistas “woke” norteamericanos.
¡Imaginen ustedes!, este personaje ha negado la existencia del “cambio climático” desde el 2018, cuando el informe al respecto con más de 1600 páginas, fue ignorado con la siguiente declaración de Mr. Trump: “No me lo creo”.
¡Así! como si se tratara de un acto de fe, y no de un estudio científico al respecto. Sabemos que no podemos pedirle peras al olmo, pero no se trata de si se cree o no en este fenómeno que nos aqueja; año con año padecemos de climas cada vez más extremos, y precisamente los cambios climáticos afectan de sobre manera a la industria aérea.
Ya sean los fuertes temporales de lluvia, o los calores intensos, pero no podemos negar la afectación y las repercusiones que hay dentro de la industria aeronáutica.
Solamente para dejar claro el punto, diré que este año fueron necesarias ciertas maniobras, como bajar pasaje, por temas de “peso y balance” en el Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (AICM) ante los atónitos ojos de los pasajeros.
Muchos se preguntaban si era por capricho de las aerolíneas, o cuál era en realidad el motivo de bajarlos de vuelo justamente en los días que tuvimos muchísimo calor en la ciudad; y es que gracias al cambio climático este año rompimos varios récords en cuanto a días calurosos se refiere; y es que además del calor, hay que sumarle un factor muy importante que no existe en otros aeropuertos en el mundo: la elevación de la Ciudad de México.
El calor extremo y la altitud de la ciudad hicieron que varios vuelos tuvieran que bajar pasajeros para poder efectuar, de manera segura, la maniobra de despegue de las aeronaves. Por eso es importante combatir el cambio climático, para que las aerolíneas no se vean afectadas por estos fenómenos meteorológicos, y los pasajeros no sufran las consecuencias.
También el cambio climático es el responsable de las severas turbulencias que este año ha experimentado la aviación, y estos eventos -sobre todo la “turbulencia de aire claro”-, ha dejado heridos e incluso un fallecido.
Por eso se tienen que realizar políticas que mitiguen las emisiones de gases de efecto invernadero a la atmósfera, para así combatir el cambio climático y sus efectos devastadores dentro de la industria aeronáutica.
Razón por la cual el gobierno de Joe Biden ha metido el pie en el acelerador, y antes de que probablemente Trump se haga de la presidencia, se pueda avanzar en los proyectos que son prioritarios para la meta de la descarbonización de la industria aérea para el 2050.