Así, tal cual lo leen en el título mis estimados lectores, apenas la semana pasada la Agencia de Aviación Civil del vecino país (FAA por sus siglas en inglés) nos ha puesto una oficina en territorio nacional, y por supuesto, tenemos mucho qué analizar.
El embajador de los Estados Unidos de Norteamérica en México, mediante un tweet, anunció:
Y posteriormente nos manda a una liga donde se amplía la información mediante un comunicado, en el que de entrada se destaca el título: “PARA LOS ESTADOS UNIDOS NO HAY UN SOCIO MÁS IMPORTANTE EN AVIACIÓN CIVIL QUE MÉXICO, KEN SALAZAR Declaración del Embajador Ken Salazar”.
En efecto, nuestro principal socio comercial son los Estados Unidos, y sabemos que derivado de la degradación a Categoría 2, la aviación nacional no ha podido incrementar su presencia en el país vecino, pues estamos impedidos para crear nuevas rutas.
Sobre este particular, ¿qué podemos decir de los Estados Unidos? Es un secreto a voces que se trata de un país que se erige a sí mismo como el “policía del mundo”.
Cabe aclarar que en sus parámetros, en su concepción de las cosas, solamente para ellos “no cumplimos” con los requisitos mínimos que marca la Organización de Aviación Civil Internacional (OACI); y muestra de lo que digo es que nuestra aviación ha crecido en otros mercados, como el europeo, a través de Aeroméxico; y no solamente en el viejo continente, también en Centro y Sudamérica.
Sin embargo, resalta mucho que precisamente la FAA y la aviación norteamericana hayan enfrentado innumerables incidentes en fechas recientes; ello me lleva a cuestionarme: ¿y quien les “certifica” a ellos su aviación?
De hecho, lo que les sucedió respecto a la caída de sistema de sus NOTAM (Notice To Airmen – Aviso a Aviadores) fue algo nunca antes visto. Imaginen ustedes que la totalidad de la nación norteamericana tuviera que mantener en tierra a sus aviones, hasta que solucionó la falla.
Una situación similar solamente se había vivido (y me tocó presenciarla como tripulante de cabina) el día que se perpetró el atentado contra las Torres Gemelas, en 2001, fecha en que se cerró por completo el espacio aéreo de dicho país, por espacio de una semana.
En esta ocasión fueron “solamente” unas horas, hasta el mediodía, pero las consecuencias fueron bastante graves como para no tomarlas en cuenta.
Según dio a conocer la propia FAA, la falla del NOTAM se debió a una negligencia por parte del personal que lo opera.
Es de observarse, y lo hago notar, que esta grave noticia fue prácticamente ignorada por los grandes medios de comunicación de nuestro país. Hubo casos risibles en que la noticia fue colocada (léase “escondida”) en páginas interiores, en recuadros minúsculos, y con llamados a seguir leyendo la nota en otra página, como en el caso del Periódico Reforma. ¿Controvertida decisión de sus editores, o franco deseo de que la nota pasara inadvertida por sus lectores? Tal vez el mundo nunca lo sabrá.
Esto trae a mi memoria un evento del año pasado, cuando un avión de Volaris ejecutó una “ida al aire” por obstrucción de pista, lo cual es un procedimiento de seguridad. En esa ocasión, ríos de tinta corrieron por todos los medios, culpando del incidente a la actual administración gubernamental, concluyendo que el mismo se debió a la cancelación del NAIM, a la construcción del AIFA, al rediseño del espacio aéreo, y a lo que ustedes gusten añadir a la lista.
Lo menciono con una franca intención: que se den cuenta la manera, no precisamente pulcra, en que se maneja la narrativa; si me conviene, lo saco para golpetear al gobierno actual y decir que todo está mal, y que es “una bomba de tiempo”, “un peligro inminente”, “…casi chocaron dos aeronaves de Volaris”, cuando la realidad de aquella ocasión fue un procedimiento de seguridad, mucho más normal y recurrente de lo que ustedes pueden imaginar.
Recordémoslo, el Reforma fue más allá, y durante un tiempo designó a un reportero para contabilizar todas las idas al aire, para seguir con su narrativa golpista.
En cambio, hubo un incidente en el aeropuerto JKF de Nueva York, en el que dos aviones de la aerolínea JetBlue colisionaron durante el carreteo; y días antes, en esa misma semana se dio otro incidente en el que se vieron involucrados un avión de American Airlines, que se cruzó por la pista justo cuando estaba un avión de Delta Airlines en la carrera de despegue, y tuvo que abortarlo, logrando detenerse apenas 300 metros antes de tocar al otro avión.
Sí, está en manos de los norteamericanos que sigamos degradados a Categoría 2; ellos certifican, califican y deciden como si su aviación fuera la perfección andando. Los que conocemos del tema, sabemos que nuestra degradación obedece a muchas y muy variadas razones. No voy a negar que muchos puntos que hoy nos mantienen “reprobados” se tenían que haber subsanado en sexenios anteriores, desde la primera degradación, pero no se hicieron.
Parte importante es la falta de verificadores, personal que se dedique a verificar que todas las aerolíneas se encuentra operando en regla; también se deben subsanar una serie de procedimientos burocráticos. Hay que decirlo con todas sus letras: nuestra aviación es segura. Las líneas aéreas nacionales cumplen con los estándares internacionales en materia de seguridad.
La apertura de una oficina de la FAA debe verse como un arma de dos filos. Por un lado nos habla de que la reunión entre el presidente Biden y López Obrador rindió frutos, y que ya está cerca la tan anhelada Categoría 1 para nuestra aviación. Así lo deja ver el propio comunicado de la embajada norteamericana, y no es gratuito, sabemos que 13 millones de sus connacionales optan por venir a México vía aérea.
Pero por otro lado no debemos de dejar de ver con lupa hasta dónde llegará el control de la FAA sobre nuestra Agencia Federal de Aviación Civil (AFAC), ¿acaso estaremos perdiendo autonomía? ¿será el interés por el tema del cabotaje?, ¿tendrán claro los de la FAA, y el mismo gobierno estadounidense, que esa oficina no puede ser -y no será- una extensión de su embajada?
Quienes hemos estado en las entrañas de la industria aeronáutica, sabemos de sobra que no tenemos cómo competirle a los Estados Unidos, que nuestra aviación es un pueblo liliputense comparado con su gigante tamaño. Pero estamos hablando de soberanía, y esa ni se mide ni se pesa. La soberanía “es”, y punto. Ya veremos qué tal funciona esta oficina de la FAA, y si a la larga es para beneficio de la aviación nacional, o de plano es el clavo del ataúd de nuestra aviación y nuestra soberanía.
Por supuesto, el embajador norteamericano también se reunió con las aerolíneas nacionales como Aeroméxico, VivaAerobus y Volaris. No podemos dejar a un lado lo siguiente: las rutas y los slots de la antigua Mexicana de Aviación se concentraban principalmente en los Estados Unidos, ¿se retomarán esas rutas a través de la “nueva” Mexicana? Hay mucho qué observar en los próximos meses.
Y aunque no poseo una licencia para incordiar, sí soy creyente ferviente de la libertad de expresión. Y con verdadero interés científico pregunto: Señor Carlos Del Valle, ¿por qué el Embajador no lo invitó a dicha reunión, como directivo de Interjet? Y el levantamiento del vuelo de Interjet 2.0, ¿no era en enero? Si el calendario no miente, quedan ocho días antes de que termine el mes.