La presidenta dijo en su discurso: “Soy madre, abuela y mujer de fe”. Antes de analizar sus palabras, definamos fe.

En otros tiempos, fe era un adverbio —hoy en desuso— que significaba he: “para señalar o mostrar”, según la Real Academia Española.

A eso no se refería Claudia Sheinbaum cuando dijo ser una mujer de fe, aunque al utilizar tal palabra sí tuvo la clara intención de expresar algo.

Fe, en la actualidad, significa:

  • Conjunto de creencias de una religión.
  • Conjunto de creencias de alguien, de un grupo o de una multitud de personas. Sinónimos: ideario, ideología, convicción, principio.
  • Confianza, buen concepto que se tiene de alguien o de algo. Tener fe en el médico.
  • Creencia que se da a algo por la autoridad de quien lo dice o por la fama pública.
  • Palabra que se da o promesa que se hace a alguien con cierta solemnidad o publicidad.
  • Seguridad, aseveración de que algo es cierto. El escribano da fe.
  • Documento que certifica la verdad de algo. Fe de soltería, de bautismo.
  • Fidelidad: lealtad.
  • En el cristianismo, virtud teologal que consiste en el asentimiento a la revelación de Dios, propuesta por la Iglesia.

Claudia Sheinbaum no es una mujer religiosa, pero tiene fe. La suya, me parece, es una fe laica y, además, republicana.

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Para entender así la fe recomiendo un artículo, “La fe laica como virtud republicana”, de Antonio Madrid:

  • “De entrada, fe laica parece un oxímoron. De hecho utilizo aquí esta expresión para ir más allá de una visión simplista de la laicidad. La utilizo para expresar que la laicidad entendida como virtud republicana apuesta democráticamente por el diálogo y el reconocimiento de la diversidad en la configuración de la vida en común”.
  • Fe y laicidad/laicismo van a contrapelo si se acercan demasiado. El término fe expresa las ideas de lealtad, confianza, seguridad en la palabra del otro”.
  • “La palabra fe se utiliza mayoritariamente en sentido religioso-confesional. Es esto lo que le hace ir a contrapelo cuando se junta con laicidad/laicismo. Fe en una divinidad, en un conjunto de creencias establecidas y protegidas institucionalmente por una confesión religiosa, fe en una verdad revelada… Por su parte laicidad se utiliza para designar el principio de separación entre sociedad civil y sociedad religiosa. Y laicismo para designar la independencia de la persona, la sociedad o el estado respecto de cualquier credo o confesión religiosa”.
  • “La simplificación empobrecida de la noción de laicismo da a entender una confrontación entre laicismo y hecho religioso, entre laicismo y trascendencia, entre laicismo y espiritualidad. Parecería de esta forma que el compromiso con el laicismo lleva a la confrontación con la religiosidad. Creo que esta forma de entender el laicismo, lejos de enriquecer la cultura democrática, la empobrece”.
  • “Las posiciones dogmáticas excluyentes niegan la capacidad de diálogo al que piensa distinto, al que disiente. Por el contrario, la cultura laica parte de la posibilidad del disenso y su objetivo no es la negación del que piensa diferente o el silenciamiento de sus ideas, sino posibilitar la construcción de una vida en común que reconozca las diferentes opciones que plantean las personas”.
  • “Desde el laicismo el problema no es la diversidad sino lo que hacemos con la diversidad. El laicismo republicano parte de la perspectiva relacional, no parte de la idea del individuo aislado.
  • “Desde esta perspectiva relacional la libertad colectiva hace posible la libertad personal. Sin la primera no es posible la segunda. De esta forma, el laicismo republicano defiende la diversidad y la pluralidad. Huye de los planteamientos tipo lecho de Procusto: comprimir o estirar las ideas de los demás hasta que encajen con el modelo preconcebido que se quiere imponer a las personas”.

No podría entender de otra manera la fe de Claudia, una fe laica y republicana: su confianza desde el poder en que, a partir del desacuerdo, podamos entre todos y todas construir una vida en común que reconozca y respete las diferencias políticas e ideológicas en una nación tan grande y compleja como la mexicana.