El carro ya se paró. Ya está cayendo la tarde. Y a mí se me hace, que la alianza llegó a su fin. Alejandro Moreno ha mostrado por fin su verdadero rostro. El escenario venía cantando lo que iba suceder. Solo había que poner atención.
El presidente del PAN Marko Cortés anunció una pausa en su pacto con el PRI y el PRD. Esto derivado de la iniciativa de Reforma Constitucional presentada por el tricolor en el contexto de militarización de México. El partido del sol azteca no es culpable. El PRI, tampoco. Es su dirigente Alito, es el rojo que se les ha fugado de la alianza. El tricolor ha tenido mujeres y hombres de natural liderazgo. A él, a Alito lo hicieron dirigente. Un remedo de político con una coyuntura magistral.
Las señales han estado siempre ahí. El 2019 Alejandro Moreno Cárdenas fue electo dirigente nacional del PRI. En un proceso interno en el que dejó en el camino a Don José Narro e Ivonne Ortega. En su momento, ambos dijeron que el ex gobernador de Campeche era comparsa del presidente López Obrador.
Ni qué decir de las elecciones posteriores. Derrota tras derrota. El acabose fue el 2021 en el que Alito terminó de entregar con descaro las gubernaturas para Morena. Dicen que el pacto fue en Palacio Nacional.
En el Congreso, el bloque opositor fue aupado por el PAN. Desde el PRI, se apoyaba lo conveniente. Votaron en contra, cómo dicen en mi rancho, “nomas pa’ taparle el ojo al macho”.
Para el diputado federal y líder tricolor han existido canonjías. Su entrañable amigo, gobernador saliente de Campeche fue premiado con una embajada. Su hijo, es diputado federal, renunció al PRI para irse a Morena.
El ex gobernador de Campeche con oficina en Insurgentes Norte, ha sido molestado poco y nada por los manejos financieros durante su mandato. Como si un manto de impunidad lo protegiera también. Lo acusan de muchas cosas. Pero nada comprobado. Porque Alito no le sirve al poder desaforado ni tras las rejas. Le sirve perfectamente desde donde está. Por ello, fue blanco de ataques durante los últimos meses.
Convenía fortalecer su vapuleada figura. La cobertura que se llevó con sus viajes a Europa y su discurso de perseguido político, no era más que un ardid estratégico para preservar su posición en aras de cumplir su cometido principal: ocupar el espacio en el CEN Revolucionario Institucional, para evitar que un verdadero opositor llegue a construir un PRI competitivo dentro de la alianza y hacerle frente a Morena el 2024.
Alito tiene un partido político que controla a su antojo. Le sirve para negociar impunidad, posiciones y vaya usted a saber qué más. No se va ir. Primero “truena” la alianza, antes que facilitar las cosas a los opositores verdaderos de López Obrador. No será Moreno Cárdenas quien ponga en riesgo la elección para Morena en el 2024, so pena de sus prebendas personales. Los ataques desde el guinda cesaron. Ahora son líderes de la oposición los que piden su cabeza. Chong, Fox, Madrazo y muchos más..
Alito es el peor dirigente en la vida política del PRI. Pasará a la historia como el hombre que utilizó como nadie al tricolor para beneficiarse a sí mismo. Pues encima, acabará destruyendo desde dentro al hegemónico partido del Siglo XX. El carro de la alianza, ya se paró.
Vanessa Félix | Twitter: @vanessafelixmx