El Partido Revolucionario Institucional (PRI) ha llegado a un hito significativo, alcanzando 95 años de historia en México. Esta longevidad no es solo un motivo de celebración, sino también una oportunidad para una reflexión profunda sobre el pasado, presente y futuro del partido.
Desde su fundación, el PRI ha buscado ser un reflejo de la diversidad de la sociedad mexicana. Esta responsabilidad implica no solo enaltecer los logros sino reconocer las áreas de oportunidad. El partido debe comprender las necesidades cambiantes de la sociedad y gestionar alternativas con sensibilidad y vocación por resolver la desigualdad.
El poder, ya sea en el gobierno u oposición, debe ser ejercido en beneficio de la ciudadanía. La verdadera transformación política, social y económica se logra dando voz a la militancia. Los militantes, como los primeros contactos con la sociedad, deben ser agentes de cambio.
El PRI es más que un partido político: es una estructura arraigada en causas ciudadanas. Ante las crisis actuales, los priistas debemos ofrecer la oportunidad de una transformación institucional.
En este momento crucial, el PRI tiene la oportunidad de fortalecerse, rescatando sus estructuras territoriales, enriqueciendo a sus comités y dando voz a los militantes comprometidos. Su renovación debe ir más allá de ganar elecciones: implica ofrecer una alternativa sólida, congruente y comprometida. Es esencial cuestionarse cómo poner las capacidades al servicio del partido, revalorar la militancia y dar espacio a voces críticas para corregir errores.
Celebramos 95 años de historia, pero el enfoque está en el presente y el futuro. Trabajemos juntos para ofrecer a las familias mexicanas una alternativa viable y comprometida. La renovación del PRI es un llamado constante a la acción, a la reflexión y al compromiso con un México más justo y equitativo.
Alberto Rubio Canseco en X: @Alberto_Rubio