Mientras algunos aseguran que la consulta sobre revocación de mandato fue un éxito incontestable para el presidente AMLO, pues ven en ella la popularidad inconmovible del jefe del Estado, otros la interpretan como el fracaso estrepitoso tras tres años de malos resultados en cada una de las materias evaluables. La realidad se encuentra, empero, en algún lugar en medio de ambas posturas.

Lo que sí nos ha mostrado el resultado de la consulta es que la autoproclamada 4T sí puede ser derrotada en las urnas. A la luz de los resultados del ejercicio democrático, apenas el 17 por ciento del padrón electoral acudió a las urnas el pasado domingo. ¿Dónde ha quedado entonces el restante 83 por ciento de mexicanos? Podríamos, en este sentido, interpretar que 8 de cada 10 mexicanos optaron por votar contra la permanencia de AMLO en el cargo, o bien, demostrar su rechazo al presidente con el repudio hacia un dizque ejercicio participativo que encierra la estratagema populista del presidente.

Si la pasada consulta se tratase de una segunda vuelta presidencial, y en un ejercicio imaginativo, si suponemos que el presidente hubiese enfrentado a un opositor, la derrota de AMLO hubiese sido dramática, pues el candidato opositor habría ganado con el 83 por ciento de los votos. Ciertamente, y de vuelta a la realidad, la votación del pasado 10 de abril no fue ni una votación presidencial ni una segunda vuelta.

Sin embargo, algunas conclusiones arrojan. En primer lugar, que el candidato de Morena en 2024 sí puede ser derrotado. ¿Cómo? Sencillo: con la consolidación de un candidato fuerte de la oposición que sea capaz de ganar las voluntades del 80% por ciento del país que optó por rechazar a AMLO y al costosísimo teatro montado del pasado domingo; un personaje surgido de las siglas del PAN, PRI, o MC que pueda proyectar sobre sí mismo el espíritu de renovación y de modernidad que Morena ha hundido desde su llegada al poder.

Este candidato, quizá no del calibre carismático de AMLO (difícilmente encontraremos dentro de los próximos años un hombre o mujer, dentro o fuera de Morena, con un embrujo político del actual presidente) pero sí que pueda hacer sombra a personajes como Sheinbaum o Ebrard, quienes distan de representar lo que el líder moral de Morena fue para los mexicanos en 2018.

Las columnas más leídas de hoy

Y en segundo lugar, como segunda conclusión de los resultados del 10 de abril, la consolidación de una fuerte alianza opositora deberá dar lugar, en los hechos, a una segunda vuelta electoral. Por el contrario, si la alianza fracasa derivada de la fracturación partidista, Morena gobernará, al menos, hasta el 2030.

En suma, los resultados de la consulta indican la posibilidad de que Morena sí puede ser derrotada, y que ni Sheinbaum ni Ebrard son imbatibles. Sin embargo, en los hechos, una alianza opositora conlleva problemáticas mayores, pues no será sencillo reunir en torno a una candidatura al PRI, PAN y MC. Sin embargo, desterrar a Morena de la presidencia de la República sí que vale el costo. Lo pueden hacer en tres años. He allí la principal lección de la consulta.

José Miguel Calderón en Twitter: @JosMiguelCalde4