Al término del sexenio podemos observar dos variables que fueron resultado de tú política laboral presidente López Obrador, la primera es de índole económica, pues se expresó en el mejoramiento en las condiciones laborales por intervención del Estado, entiéndase el aumento al salario mínimo y las prestaciones de ley, como las vacaciones dignas, mientras que la segunda es de tipo político-social, pues tiene que ver en la reconfiguración del empoderamiento de los obreros de su situación laboral en las fuentes de trabajo y la libertad de hacerlo sin represión.
En las mañaneras el presidente insistía que con este ejercicio se buscaba generar conciencia, politizar a la sociedad, lo que sucedió y lo vimos en el voto y la participación ciudadana, pero también hay otros faros que nos llaman la atención hacia expresiones políticas más cotidianas; en el caso concreto me refiero al proceso que llevaron a cabo los obreros durante el sexenio, pues teníamos décadas en que no apreciamos acciones organizadas, a veces espontáneas, por la lucha de los derechos laborales.
Cuando se dio la legitimación de los contratos colectivos de trabajo en más de 500 empresas los trabajadores lucharon y votaron por cambiar su situación sindical, rechazando en todos los casos a los sindicatos charros de las centrales obreras, que por años habían venido simulado la negociación colectiva de la mano del patrón, así que en cuanto tuvieron la oportunidad los expulsaron de sus empresas, no votando la legitimación del contrato colectivo de protección. Este es un hecho inédito, pues estamos hablando de grandes y medianas industrias, cientos de miles de trabajadores.
Se dio incluso el caso en que los obreros, aún con sindicatos independientes, cuando no estaban de acuerdo con lo que les ofrecían rechazaban a los comités ejecutivos y a las empresas, como sucedió en la pasada huelga de Audi, una lucha de la que habrá mucho que aprender. El obrero se sintió con la libertad y el poder en sus manos de cambiar su realidad, sin tener la represión del Estado, tomando conciencia de su papel político.
Otro momento lo vimos en el pago de utilidades de los años pasados, pues ante el no pago de esta prestación con motivos de su reforma, en más de 800 fuentes de trabajo tuvieron paros espontáneos, rebasando a los sindicatos, protestando por su lado, marchando dentro de los hoteles, cerrando puertas, líneas de producción, ellos sabían que podían hacerlo, que no llegaría el ejército y la policía a reprimirlos, por primera vez podían tomar decisiones sobre su realidad laboral.
El apoyo del Estado no solamente fue de palabra, lo vieron en los hechos concretos, cuando experimentaron el aumento al salario mínimo, lo que se exponenció con la eliminación de la subcontratación y su eventual prohibición. Pero es lógico, 6 millones de trabajadores laboraban subcontratados, casi la tercera parte de la fuerza laboral del país, la cual utilizaba como parámetro el salario mínimo para las cotizaciones sociales, luego entonces, obligar a que el patrón los cambiara a la nómina y ver el incremento directo en más de 150% en un sexenio, les hizo ver que el gobierno si estaba actuando a su favor, no era la demagogia de toda la vida.
Tú discurso presidente, pero sobre todo tus hechos, los ha estado empoderando en el día a día.
Este legado que dejas es muy profundo, puedo asegurar que el relativo a la situación laboral es de los más estructurados y de largo alcance que hiciste. Tu parte se cumplió, le corresponderá a los millones de trabajadores hacer la suya y trabajar sobre esas bases, buscar mejorar su condiciones de dignidad en el trabajo.
Hasta siempre presidente, fue un honor haber vivido en tus tiempos.
X: @riclandero | Vladimir Ricardo Landero Aramburu. Maestro en derecho por la UNAM