Dentro de la Feria Aeroespacial Mexicana (FAMEX) llevada a cabo en fechas recientes en Santa Lucía, el Vicepresidente Regional de las Américas en la Asociación Internacional de Transporte Aéreo (IATA), Peter Cerdá, dictó una muy interesante conferencia en “Aerospace Summit”.
Este mes de mayo estamos cumpliendo dos años de que nuestra autoridad aeronáutica -y por ende la aviación nacional- fue degradada a Categoría 2. Razón por la cual, después de la pandemia, se ha detenido el crecimiento de la industria, a pesar de que, según las palabras de Peter Cerdá, México es uno de los países de la región que más rápido se ha recuperado.
De acuerdo con su exposición, el crecimiento ha sido del 21.8%. Sin embargo, no podemos dormirnos en nuestros laureles, ya que todavía nos faltan algunos escollos por brincar.
Por supuesto lo primero es regresar a la Categoría 1, y por lo que sabemos (por las filtraciones que hizo el Presidente de la Nación y por las declaraciones del titular de la Secretaría de Infraestructura Comunicaciones y Transportes) estamos ya por concluir la última auditoria, programada para el próximo 15 de mayo, y que está muy cerca de lograrse.
Durante su conferencia también expresó: “Para que el sector aéreo pueda crecer exponencialmente en México, el país no puede estar en Categoría 2. Debe mejorar su infraestructura aeroportuaria y necesita ser más competitivo, pero a la vez rentable”. Otra de sus declaraciones más importantes fue: “14 de 92 países están en Categoría 2; fueron degradados por la FAA. Como industria y sector, México no puede permitirse estar en ese grupo, por la importancia que tiene a nivel económico y en el sector aéreo”.
Y aquí vamos a entrar a un tema espinoso; si bien es cierto una de las recomendaciones que hizo Peter Cerdá fue referente al costo que tiene el TUA (Tarifa de Uso Aeroportuario), que hace que el boleto de avión se eleve hasta por más de un 50%, la otra cara de la moneda son los cobros ocultos que hacen las líneas aéreas.
Y ni modo, hay que decirlo: eso es algo -que además de la Categoría 2- está frenando el crecimiento de la industria. En algún momento comenté que hace mucho tiempo un pasajero compraba su billete de avión y solo se preocupaba por hacer sus maletas para el viaje.
Parece intrascendente, pero es un punto que también se debe observar. Se requiere que además del regreso a Categoría 1, las aerolíneas seas muy claras y puntuales con los servicios que ofrecen y sus costos, pues muchas veces ofertan tarifas muy atractivas, pero a las que hay que sumarle una serie de cobros extras, lo que se vuelve molesto y termina desincentivando al viajero.
Ahora, en cuanto a la infraestructura aeroportuaria del país, hay que insistir en que tenemos en marcha ampliaciones y mejoras en aeropuertos como los de Guadalajara, Monterrey y Puerto Vallarta, y en Tulum se está construyendo uno nuevo con ayuda de los militares.
Y por supuesto, también fue tema de su conferencia, la reciente reforma a la Ley de Aviación Civil y a la de Aeropuertos, donde se le permite al Estado la operación de aerolíneas y terminales. Un punto que ha sacado ámpulas y prurito al por mayor, ante el hecho de que el Estado, a través del ejército, pueda incursionar de lleno a la industria.
En opinión de Peter Cerdá, este álgido tema requiere que todos los actores jueguen bajo las mismas reglas y de forma transparente, poniendo siempre en primer lugar al consumidor y la carga, con precios asequibles.
Desde mi punto de vista, esa es una obligación que siempre ha tenido el Estado, porque es quien otorga las concesiones a particulares para su uso y explotación. Me queda claro que el nacimiento de la aviación en nuestro país (de la cual somos pioneros), se hizo gracias a niños ricos, que mandaban traer desde Francia aviones que habían visto volar en el viejo continente y quisieron replicarlo en México.
Desde luego, cuando comenzaron a verle las ventajas que volar tenía por encima de otros medios de transporte, en efecto fueron empresarios privados los que le apostaron a una industria totalmente desconocida; de eso soy muy consciente, pero una vez que se consolidó, se volvió imperante establecer reglas, límites y facultades de la manera más clara y precisa posibles.
Existe una expectativa muy interesante de crecimiento dentro de la industria aérea; se calcula que en 20 años duplicaremos el número de vuelos; un dato proporcionado en la conferencia de Peter Cerdá: en marzo del 2013 (con Mexicana bajada de vuelo, y con cinco aerolíneas grandes) se ofertaron 289 rutas. Recordemos que para ese entonces 77 eran de Mexicana y algunas se habían prestado a estas otras líneas aéreas para no dejar desconectado al país. Pero ahora, en marzo del 2023 (a 10 años de distancia, y con dos líneas aéreas recientemente bajadas de vuelo), las líneas aéreas nacionales tienen una oferta de 392 rutas.
Desde mi punto de vista, esto deja más que claro que, como nación tenemos un gran potencial dentro de la industria aeronáutica, y que si ya estamos en la antesala del regreso a la tan anhelada Categoría 1, esto nos permitirá impulsar el crecimiento de aerolíneas y aeropuertos.
Sí, conozco el mantra que repiten (rezan) varias voces todos los días, de que “el Estado, que no sabe administrar”, pero en los hechos, la historia marca cosas distintas, por lo menos en lo que a la aviación se refiere.
De 1988 al 2023 han “desaparecido” 22 aerolíneas, y solo una de todas ellas estaba en manos del Estado cuando quebró. El resto se vieron obligadas a “cerrar el changarro”, en su mayoría, por malos manejos de sus dueños (empresarios privados), a los que el Estado les dio la concesión.
Coincido totalmente con Peter Cerdá en que hay mucho camino por avanzar en materia de aviación en nuestro país. Evidentemente que nos gustaría que fuera más rápido, y que ya no tengamos que lidiar con la corrupción. Pero Roma no se hizo en un día, y yo quiero ver un venturoso panorama para la industria aérea.