Me gusta mucho una canción de antaño de la época de mis padres  que su letra dice: “Odio quiero más que indiferencia, pues el rencor hiere menos que el olvido”.

El presidente de México ha optado por ser absolutamente indiferente ante temas que no puede confrontar y en donde no puede argumentar nada porque no tiene manera de defenderse.

He pretendido en lo personal  de veras ya no ver las mañaneras porque no creo que sea bueno para mi salud mental y emocional y no es bueno arrancar el día llena de impotencia y de coraje. Eso es lo que a mí me provocan las mañaneras. Sin embargo, a veces quiero verlas porque tengo como la esperanza de que AMLO reaccione y nos muestre su parte humana, y pueda hacerme sentir que sí hay esperanza, que sí es posible vivir en un país más seguro y más justo. Pero termino haciendo corajes y llenándome de una enorme frustración.  Ya ni se diga cuando les da la palabra a los pseudo reporteros que ya todos sabemos acomodan lo que le van a preguntar para desviar la atención, para comodidad de él y para que nada se les salga de control.

Creo que estos pseudo reporteros que acuden a las mañaneras son cómplices de la brutalidad indiferencia  y la omisión por parte del presidente ante hechos tan trágicos como los que han lacerado últimamente a nuestro país.

Andrés Manuel López Obrador sabe cómo llenarnos de coraje a los que no le aplaudimos ni le aplaudiremos. Y hiere profundamente a los que están sufriendo ahora.

Cinco jóvenes torturados mexicanos, puestos a golpearse entre ellos para que sus secuestradores se divirtieran con ello grabándoles y después asesinarlos, es una noticia que me retumba hasta la médula.

Imaginar cómo es que puede haber gente que tenga tanta maldad para haber cometido esto, pero también saber que hay un presidente al que no le importa en lo absoluto el tema.

Y pienso que no le importa y mucho menos le conmueve porque sintonizando hoy la mañanera, encontré a un presidente auto alabándose, aplaudiéndose por sus programas sociales y diciendo que afortunadamente su gobierno era muy austero y que no gastaban ni él ni nadie  de su gabinete en cosas superfluas.

Qué raro que diga eso porque la secretaria de Gobernación, Luisa Alcalde, tiene una camioneta enorme y carísima.

Pero el tema es que hoy el presidente se reía, hizo bromas, soltó un par de carcajadas al hablar de su odiada oposición.

El asunto de los jóvenes asesinados no fue tema. No fue nada.

Quedó en la indiferencia y en el olvido. Como “cosas que pasan” y nada más.

Ni siquiera se le mostraba afligido, mínimo para fingir ante los padres de familia un poco de dolor. Él sabe que sus adorados hijos, que dice que también además de buenos y honestos  son muy austeros, están perfectamente protegidos y custodiados, por lo que donde quiera que anden cuentan y contarán  con protección y blindaje.

Como padre de familia, el AMLO no tiene absolutamente nada de qué preocuparse por la integridad de sus hijos cuando salen a la calle, pero no porque las cosas estén funcionando muy bien en México como acaba de asegurar en su mañanera de hoy, sino por el uso de poder que tiene como presidente para proteger y custodiar solamente a los suyos.

Mientras escribo estas líneas siento que el corazón se me parte en dos. Yo tengo hijos adolescentes que no sé dónde ponerlos a salvo, porque en su país no lo estarán.

No sé cómo darle aliento a esos cinco padres de familia que perdieron a sus hijos de una manera tan brutal.

No sé cómo poder tocar el corazón del presidente para que voltee a ver estos asesinatos, esa violencia y tanto dolor.

Él está tan concentrado en los comicios del 2024 que no tiene ojos para nada ni para nadie más.

A veces me pregunto si vale la pena que me desahogue tanto escribiendo aquí porque pasan los días y nada cambia. Y todo empeora.

Me impresiona por otro lado, que la gente esté enfocada en que De La Madrid no quedó como candidato del Frente Amplio por México. ¿Cuál es la relevancia de este señor y de este tema frente a la absoluta inseguridad en la que está envuelta el país?

La gente cree y anda con el “mood” de La Casa de los Famosos, de que van eliminando uno a uno de los contrincantes y se emocionan, se enojan, tienen sus propios “Teams”…

Una locura.

José Ramón Obrador por su parte, tuiteando que le parece que “X” Twitter no tiene ninguna novedad. Tampoco él ni siquiera menciona que algo le duela de este país. Aunque sea poquito.

Pero a veces pienso si no será que todos nos estamos volviendo inhumanos.

¿Qué le está pasando al presidente, que nada lo mueve ni le entristece acerca de lo qué pasa en este país?

¿Qué nos está pasando a todos?

¿Es que nada va a cambiar?

Tengo el corazón roto.

Ya no sé qué más escribir

Es cuanto.