Bienvenidos amantes de la gastronomía. Este domingo 22 de enero le damos la bienvenida al año nuevo chino, que celebra al conejo de madera de agua. Y es realmente un gran pretexto para hablar de otra impresionante gastronomía, y por supuesto, de la influencia que ha tenido en nuestras cocinas.
Antes de la época de la globalización, las migraciones fueron las responsables de traernos diferentes productos y especias, que con el paso del tiempo llegan a asimilarse de manera tan profunda, que no nos queda más que sorprendernos al “descubrir” que no son originarias de nuestro país, o bien, que no son ningún elemento exótico dentro de nuestra vasta gastronomía.
Es fácil ubicar la historia entre China y México a finales del siglo XIX y principios del siglo XX, derivado de grandes migraciones hechas bajo el cobijo del entonces gobernante Porfirio Díaz, pues para entonces el gobierno del país vecino del norte, publicó en 1882 una Ley de exclusión, que negaba la entrada a los ciudadanos originarios de aquellas tierras del lejano oriente.
Entonces, los chinos aprovecharon la apertura que tuvo nuestro país, estableciéndose principalmente en ciudades como Mexicali y Ensenada, en Baja California. Y aunque los hubo, su presencia en la Ciudad de México fue comparativamente menor.
Sin embargo, la relación entre ambos pueblos puede ir más allá, incluso cuando todavía formábamos parte del Virreinato de la Nueva España, pues es un dato comprobable que fue la Nao de China la que nos trajo el mango. ¡Así de increíble!, esta deliciosa fruta tiene su origen en el sudeste asiático.
También lo son los famosísimos bisquets, un pan que los chinos aprendieron a elaborar por su paso por los Estados Unidos, y que es un símil del buiscuit. ¿Quién no los ha probado calentitos?, solos o acompañados de mermelada o cajeta, y café con leche, son sencillamente deliciosos.
Y si de cafés de chinos hablamos, seguramente muchos de ustedes han acudido a uno de estos establecimientos culinarios, y sabrán que pueden encontrar en plena y franca armonía desde un chow mein hasta unas enchiladas verdes, con frijolitos negros refritos a un lado, volviéndose parte insoslayable de la vida gastronómica capitalina.
Otra parte de su gran herencia culinaria es -por supuesto- el arroz. Para ellos es la base de su alimentación, y tuvo tal aceptación en estas tierras, que hoy por hoy es un básico para acompañar diversos platillos emblemáticos, como el mole. ¿Qué sería de este sin su arroz rojo al lado? ¿se lo imaginan? Yo no, la verdad.
También nos han dejado el uso de la pimienta, la sal de cebolla y ajo, que hoy no faltan en casi ninguna cocina de nuestra nación y que estos condimentos los usamos en nuestro día a día.
Así que para celebrar por todo lo alto la llegada de este año nuevo chino le propongo degustar esta maravillosa gastronomía; si está en la Ciudad de México habrá una gran festividad en el barrio chino, que en realidad son solo dos cuadras del Centro Histórico, justamente en la calle de Dolores, frente al Palacio de Bellas Artes. Ahí podrán encontrar muchos restaurantes de comida china, y vivir de cerca esta gran fiesta.
Pero si a ustedes no les atraen las multitudes, existe un amplio abanico de restaurantes chinos para ir a probar; desde los pequeños restaurantes familiares, o de cadena, o incluso restaurantes de alta gama, como el conocidísimo Hunan, con cuatro sedes diferentes que abarcan a casi toda la ciudad. No dejo de mencionar a P.F. Chang’s, Blossom, por ejemplo.
La verdad es que no importa por qué tipo de restaurante Usted se decante, el punto es probar su sabrosa gastronomía, ya sea en modo fusión, en versiones originales, o de forma sencilla con platillos de un café de chinos; festejemos pues, la llegada del año del conejo y sumerjámonos en ese mar de olores y sabores.
¡Bon appétit!
Cat Soumeillera en Twitter: @CSoumeillera