La tercera etapa del Tour de Francia no solo fue la más larga de la carrera, sino también una jornada histórica. Aunque Mark Cavendish no logró su anhelada victoria número 35, el día estuvo marcado por dos logros significativos: un eritreo ganó la etapa y un ecuatoriano se enfundó el maillot amarillo. La globalización del ciclismo se hizo evidente en Turín, demostrando que el Tour de Francia sigue siendo el escenario donde nacen las estrellas y se cumplen los sueños.

Biniam Girmay, conocido cariñosamente como ‘Bini’, es uno de los ciclistas más carismáticos del pelotón profesional. Este joven eritreo de 21 años se ha convertido en una figura inspiradora. Con la orientación del entrenador holandés Aike Visbeek, Girmay ha alcanzado un hito significativo al ganar una etapa del Tour de Francia en suelo italiano.

Eritrea, antigua colonia italiana, tiene una rica tradición ciclista, influenciada por su historia. Girmay, cuyo padre ahorró durante años para comprarle una bicicleta de carreras, le decía: “Vive tu sueño”. Y con su victoria en Turín, lo ha hecho, subrayando que este triunfo no es sólo suyo, sino de toda África.

Mientras tanto, Richard Carapaz se convirtió en el primer ecuatoriano en vestir el maillot amarillo del Tour de Francia. Carapaz, ganador del Giro de Italia en 2019 y campeón olímpico en Tokio, ha sido un pionero para el ciclismo en Sudamérica. Su éxito no solo es celebrado en Ecuador, sino que también refuerza la conexión del país con el ciclismo de élite.

La internacionalización del ciclismo ha sido una prioridad para la UCI en las últimas décadas. Bajo la dirección de figuras como Hein Verbruggen y Pat McQuaid, el ciclismo ha expandido su alcance, organizando carreras del World Tour en Australia, Canadá, China, Emiratos Árabes Unidos y Estados Unidos. El Centro Mundial del Ciclismo en Aigle apoya a corredores de todo el mundo, contribuyendo a la diversificación del deporte.

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A pesar de estos avances, el ciclismo sigue siendo relativamente pequeño en comparación con otros deportes globales. Sin embargo, los triunfos de Biniam Girmay y Richard Carapaz no solo son victorias personales, sino que también simbolizan el potencial del ciclismo para expandirse y atraer a una audiencia global. Estos corredores son, sin duda, los embajadores ideales para llevar el ciclismo a nuevas alturas y conquistar mercados en todo el mundo.

El Tour de Francia continúa siendo el lugar donde se forjan leyendas, y la tercera etapa de este año será recordada como un momento crucial en la historia del ciclismo, celebrando la diversidad y la globalización del deporte.