Como bien lo he dicho, soy profesor de escuela pública. Desde esta perspectiva y desde esta trinchera, me voy a permitir dar una nueva opinión sobre un tema que la derecha mexicana, llena de exasperación, no se resigna a dejar de atacar: las inminentes reformas constitucionales y, en particular, la reforma al poder judicial. Donde también, su único argumento de sus voceros es el ataque grosero y vulgar en contra del presidente.

Veamos si no es verdad. Un discurso machacón de la derecha es aquel donde sostienen que el pueblo no le dio los votos necesarios a Morena y sus aliados para hacer estas reformas. Es más, sostienen que el pueblo es ignorante y que ni idea tenía para qué le dio los votos al movimiento de la 4T. La percepción que tenemos, quienes trabajamos muy de cerca con la base social, es que el pueblo estaba bien consciente de lo que quería al momento de votar; sabía muy bien lo que significaba el Plan C. Aquí, justamente, se aplica lo que el presidente ha dicho: es tonto aquel que piensa que el pueblo es tonto.

Y es que, un día sí y otro también, los voceros de la derecha, llenos de grisura espantosa, a costa de repetir una serie de mentiras, ofensas o de argumentos llenos de desvergüenza, quieren hacer creer que no le conviene al pueblo de México lo que está por venir: la reforma judicial. Ah, y dan a entender que el presidente es un tipo ignorante, perverso y lleno de resentimientos. ¡Vaya con esta derecha deschavetada que tenemos!

Voy a poner de ejemplo dos aportaciones de los voceros de la derecha en donde se nota claramente su desprecio a las decisiones del actual gobierno apoyado por el pueblo y su odio al presidente.

La primera es la de Raymundo Riva Palacio, con su aportación para el diario el Financiero de fecha 29 de agosto del 2024, misma que tituló: Farsante, ignorante o tramposo. Lo anterior en referencia a las características que, según él, son del presidente. Los ataques son corrosivos e insultantes y son similares a los vertidos por Carlos Marín en una aportación para Milenio. Hablemos del segundo por razones de espacio.

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El periodista Carlos Marín, publicó en el diario Milenio el día 28 de agosto del 2024: La legalidad, el lado flaco de AMLO. En sus ataques virulentos en contra de Andrés Manuel, este personaje se atreve a defender, incluso, a evasores de impuestos quienes también son protegidos por la presidenta de la Corte. Y es que no es poca cosa lo que le deben a la hacienda pública estos evasores apoyados por el periodista, así como por el poder judicial.

Para el periodista de Milenio, es vital defender la actual legalidad pues saben que con ella han tenido y tendrán, en caso de que no se lleve a cabo la reforma judicial, juzgadores a modo que en sus decisiones tuerzan la ley para favorecer a las elites.

Por ejemplo, Salinas Pliego, cuyo expediente tiene en sus manos, sin resolver, la presidenta de la Corte, Norma Piña, adeuda al fisco algo así como 35 mil millones de pesos. ¿Cuántas escuelas se podrían construir con el dinero que, evasores como él, se niegan a pagar y que están siendo amparados por el poder judicial? Sujetos como Salinas Pliego estaban acostumbrados a no cumplir con sus obligaciones fiscales y, sabían que, en caso de algún requerimiento, el poder judicial siempre los protegía. Por eso y más sus voceros andan rabiosos.

La legalidad de Marín no cuadra ni cuaja con el sentido mas elemental de justicia. La derecha rapaz no cambia. Ahí está el caso de María Amparo Casar, personaje virulento en contra de la 4T, integrante de la organización de Claudio X. González, quien ha sido señalada de cobrar una insultante pensión de mas de 100 mil pesos mensuales durante varios años cuando su marido únicamente trabajó unos meses en Pemex. Millones de pesos han sido sustraídos por esta persona, tal vez no de manera ilegal pues ha sido protegida por el poder judicial, pero sí lo ha hecho de manera inmoral y deshonesta.

Si estos sujetos como los periodistas en cuestión, acompañados de Norma Piña y de María Amparo Casar, se diesen una vuelta por las brechas de la Sierra Norte de Puebla o por la aridez de la mixteca, se darían cuenta de las condiciones en las que viven los mexicanos que ahí habitan. Encontrarían casas extremadamente humildes donde predomina el hacinamiento; escuelas en malas condiciones, así como una infraestructura escolar insuficiente; precios pésimos por sus productos del campo y peor pagados sus animales. Son las crueles secuelas del neoliberalismo, les guste o no a los de la derecha, que se diga así. Lo único que ha venido a paliar sus condiciones de vida de estas personas son los programas sociales como el de adultos mayores del actual gobierno y las becas para sus hijos. Miles de adultos de estas regiones junto con sus familias, aunque no lo crean estos conservadores, ahora pueden comer un poco más decente, aunque sea dos veces al día, o comprar medicamentos que antes no podían comprar. Claro, sigue siendo inalcanzable para estos mexicanos de la sierra ir a comer a Polanco o visitar Cancún tal y como seguramente lo hacen de manera frecuente estos periodistas.

¿Aun así estos detractores irreverentes se atreven a tachar estos programas como clientelares? Es que, piensan los de la derecha que, a causa de estos programas, el pueblo de México votó a favor de la 4T y que, también a causa de este pueblo inconsciente e interesado según dicen, ahora los tienen acorralados con las inminentes reformas.

Por lo ya dicho, estos malos mexicanos, como los periodistas citados, a toda costa están empeñados en impedir que se consumen estas reformas, sobre todo, la judicial. Otra de las cosas que debemos de preguntarnos es: ¿será verdad que es el pueblo quien va a sufrir cuando arriben nuevos juzgadores neófitos, según la derecha, al poder judicial? ¿O habrá otras causas ocultas que están detrás de su activismo de estos personajes?

Y es que, siguiendo el mismo patrón que siempre han seguido los conservadores a través de la historia, los de ahora están consiguiendo cierto apoyo del extranjero en sus pretensiones antinacionales. Tal vez por eso han adoptado una actitud insultante en contra del pueblo y de sus legítimos representantes. ¡Es evidente que estas minorías son traidores a la patria igual como lo fueron aquellos que trajeron a México a un emperador güero y barbado! Y claro que los extranjeros injerencistas están de plácemes cuando se dan cuenta que hay lacayos locales dispuestos a servirles de esquiroles.

Ahí está el embajador de los Estados Unidos, Ken Salazar quien, en una actitud abiertamente injerencista junto con la representación canadiense, se emboletaron en esta ruta de descalificar la acción soberana de México. Aunque los canadienses ya recularon al ver la firmeza y nacionalismo de nuestro presidente.

Pero nuevamente vamos a preguntarnos. ¿Qué intereses ocultos e inconfesables habrá detrás de todo esto? ¿Sera verdad que a los extranjeros les estará preocupando el bienestar del pueblo mexicano, mismo bienestar que ahora suponen que tienen y que ya no tendrán con la futura impartición de justicia?

No cerremos los ojos. Sus intereses de la derecha son abiertamente en contra de los intereses de la nación, es decir, son en contra de los intereses del pueblo mexicano. Las decisiones importantes que ha venido tomando el poder judicial han sido en contra de los intereses nacionales. Verbigracia la reforma energética de Peña Nieto que no ha podido ser revertida del todo por el actual gobierno a causa de las decisiones de la Corte. Debemos de tener claro que fue el actual poder judicial quien frenó una reforma legal que buscaba dar autonomía a México en lo energético. Autonomía implicaba impedir que los extranjeros siguieran robándose los recursos naturales de México.

Los injerencistas y la derecha mexicana quieren jueces, magistrados y ministros que avalen despojos de los bienes de la nación mediante la figura de concesiones; o, incluso, que sigan amparando a precio de remate la venta a particulares de los bienes públicos; que dispensen sumas descomunales de impuestos mediante la maraña legal que crearon ellos mismos; que liberen personajes acusados de delitos, sobre todo patrimoniales cometidos en contra de la nación; que absuelvan a otros sujetos que pertenecen al crimen organizado controlado por ellos.

Veamos su trama. Muchos criminales son controlados por estos grupos y para que los sigan manejando, necesitan de la complicidad del poder judicial. Por eso les duele tanto que la reforma vaya a autorizar elegir nuevos juzgadores más nacionalistas, más honestos y más justos. ¡Tienen temor de que los nuevos juzgadores ya no vayan a estar a su servicio!

Ante la firmeza de nuestro presidente, estamos seguros que, la derecha junto con sus patrocinadores extranjeros, se van ahogar en sus propias bilis y, si quieren dinero, pues que se pongan a trabajar de manera honesta. Que se vayan a la sierra de Puebla a sembrar café o a la mixteca a criar chivos y luego que, lo obtenido, se lo vendan a los coyotes para que vean lo que se siente trabajar y ser explotado. Aunque con lo que ganen no creo que les alcance para seguir visitando Polanco y menos Cancún. Ojalá y el nuevo gobierno recupere aguas, playas, tierras, vías de comunicación, servicios, espectro radioeléctrico y demás bienes nacionales y una vez hecho eso, que todo lo recuperado se aproveche para bien de la nación.

Mtro. Juan Durán Martínez, docente de escuela pública | Correo: escribidoretica@gmail.com