Y es que sí… Todo lo que tenga que ver con el color guinda, tiene que ver con Morena, y Morena es ya ese paraíso al cual todos quieren pertenecer.
No importando verse arrastrados ni humillados, quieren un pedazo de la isla guinda para sobrevivir.
Me imagino que Morena tiene su propia isla, muy privada y alejada de todos, en donde todos los políticos carroñeros, delincuentes, traficantes y abusadores, encuentran en esa isla paz, perdón y un borrón y cuenta nueva.
En la isla guinda ya hay demasiados miembros. Un Rocha Moya que va y que viene, para recargarse en sus dulces aguas de mar y seguir incrustado en la política, no por amor a nadie, sino por amor a algo: dinero y poder.
También en aquella isla se encuentra el general Cienfuegos, quien cosecha todavía la siembra de su cercanía con el PRI y con el crimen organizado. También ha vivido días de playa, área y sol y lo sacan de vez en cuando para que le dé un ratito el sol y el aire.
Por eso es que estuvo en la Marcha de la Lealtad ahí a la derecha de la presidenta, reluciente con su traje de general.
Pero claro que en la isla guinda todavía hay espacio para los que lleguen, ya le prepararon su habitación a Cuauhtémoc Blanco, quien ya no tiene escapatoria en contra de las acusaciones contra él por abuso sexual de parte de su media hermana.
Seguramente una persona que estará usando el paquete VIP en la playa guinda sería Hugo López-Gatell. No creo que lo dejen salir de ahí.
Supongo que quizá el proceso para entrar es fácil pero depende del líder de la nación.
A lo mejor está formada ahí Tatiana Clouthier para ingresar a la playa guinda, debe de tener su suite presidencial el siempre guapo Gertz Manero… ese que ya debe de vivir en la isla feliz pero que de vez en vez el exlíder de la nación lo coloca en escenarios públicos junto a la presidenta como para que no se nos olvide que el del poder es el y no es del pueblo como tantas veces han dicho.
Un doctor Alcocer tendría en su isla guinda vista al mar, con todas las comodidades para que no se agite de más. En ese mismo piso se encuentra Manuel Bartlett, por las mismas razones.
Es la isla guinda ya también tiene un cuartito Jesús Ramírez Cuevas, me imagino Isa tapones para los oídos para no escuchar la voz fuerte y chillona del exlíder de la nación. El trauma debió ser grande para él.
Una Yeidckol Ponlensky es feliz en la isla guinda, claro que porta con gran belleza sus trajes de baño de 10 mil pesos para arriba y sus bolsas compradas en el Palacio de Hierro.
Todos los que se bajaron en la isla guinda del barco llamado Morena, también son los que decidieron no seguir en los reflectores porque prefirieron tomar el sol y unas deliciosas piñas coladas, como el señor Carlos Urzúa que pensó: “aquí corrió que aquí quedó”.
Todavía hay espacio para muchos morenistas. La playa guinda cuenta con bebidas refrescantes con alcohol, unos tamales de chipilín para el antojo, un mar puro y cristalino que es el de Cancún pero que decidieron expropiarlo, porque se puede y porque se quiere.
En la playa guinda habrá abrazos para los que repelieron su existencia con balazos.
El exlíder de la nación así como el de la isla de la fantasía, tiene a su cargo a Jesús Ramírez Cuevas que le grita: “¡El avión, capitán el avión!” Para darle aviso de que llega otro avión repletos de personalidades que se volvieron delincuentes, que solaparon la corrupción o que sacaron raja política suficiente para vivir sin prisas en la isla guinda.
Puede que dé risa mi columna, pero créanme que pudiera ser real. En la 4T todo es real.
¡Hasta la vista!
Es cuanto.