Hay razones muy poderosas para vivir este clima que predomina en el país. Ayer, por ejemplo, se vivió una fiesta popular y una celebración democrática al momento de que Claudia oficializó su registro como única aspirante para representar al lopezobradorismo en las boletas presidenciales del próximo año. Es tiempo, claro está, de comenzar a escribir una nueva etapa en virtud de lo que acontece en el país. En ese sentido, Sheinbaum, con todas las condiciones dadas, será la primera presidenta de México al responder a las expectativas depositadas.
Es verdad, las elecciones se ganan con votos. Sin embargo, aun así, Claudia Sheinbaum le lleva una enorme distancia en las encuestas a quién será la abanderada del Frente Amplio por México. Me parece, de acuerdo con esa gran proporción, una elección técnicamente ganada, especialmente con la suma de Marcelo Ebrard, que hacia adentro del movimiento genera mayor confianza para disolver cualquier posible fractura que, como sabemos, en este caso, la coordinadora supo operar a tiempo. De hecho, Sheinbaum sabe perfectamente el potencial de la marca y el efecto que provoca el presidente Obrador; empero, Claudia no se ha tomado nada con ligereza y apuesta a construir una plataforma competitiva para avanzar hacia la transición.
Es un hecho: Claudia Sheinbaum será la sucesora del presidente López Obrador. En ella recae esa responsabilidad y, hasta este momento, su programa estructural ha priorizado tener el mejor armado para legitimar el triunfo inexorable en las urnas. Se nota, por ejemplo, la mano de Ricardo Monreal en los trabajos internos de organización. En medio de esa planeación, Monreal fue clave en un encuentro masivo de la coordinadora con la CATEM, que dirige Pedro Haces. Como sabemos, hay una añeja amistad del líder sindical con el zacatecano. De hecho, el congreso fue numeroso; una multitud arropó a Claudia y cobijó sus aspiraciones para el proceso presidencial.
La CATEM, a lo largo y ancho del país, tiene una base de agremiados que ronda en los 7 millones. Incluso, eventos y organizaciones sociales -de esa magnitud- se irán sumando con Claudia Sheinbaum, una vez que se oficialice su registro. Y como las precampañas han iniciado formalmente, se espera una algarabía por lo que significa el proyecto de transformación que inició el ahora presidente López Obrador. Dado ese momento que vive el movimiento de izquierda en México, conjugado con la gran decadencia de la derecha, el ánimo ganador reina en vísperas de comenzar un proceso territorial más amplio y extenso.
Sabemos que, para ello, habrá un ejercicio de organización y logística a cargo de Ricardo Monreal, que será uno de los coordinadores de campaña de Claudia Sheinbaum. Además de ello, es uno de los principales protagonistas y estrategas de este proceso de transición. De hecho, desde la incorporación del zacatecano, el ejercicio de planeación ha tomado mucha fuerza.
Éste es el caso, de igual forma, de los cinco representantes que se dividen el país. Hablamos de las circunscripciones que, para el caso, tienen liderazgos que también están desarrollando un trabajo clave a lo largo y ancho del territorio nacional.
Efectivamente, Claudia Sheinbaum tiene la mejor selección en la cancha sucesoria. Pero, además de ello, sujeta en sus manos la continuidad de un proyecto de nación que, estoy completamente seguro, se irá fortaleciendo una vez que se integre el legislativo federal. Hay condiciones, de hecho, para que Morena gane la mayoría de distritos federales y arrase en las fórmulas del Senado de la República. De esta forma, se abrirá el compás para continuar profundizando la transformación de la vida pública de México.
Y la pregunta es: ¿cómo arranca Claudia Sheinbaum este proceso de registro y de precampañas? El tema es muy claro: Sheinbaum, de acuerdo con las encuestadoras de mayor prestigio y confianza, tiene en su poder un margen de distancia de más de 25 puntos. Una cómoda ventaja que, dicho sea de paso, se parece mucho a la proporción con la que inició campaña el ahora presidente López Obrador en 2018. De hecho, Morena está en plenitud, lo mismo que su candidata y el equipo que la rodea. Eso significa que, con esa lógica, se mantendrá ese nivel de competencia.
Sin duda alguna, el próximo año, como precedente importante, Claudia Sheinbaum ganará el ejercicio presidencial y, con ello, hará historia en calidad de la primera mujer que llega a Palacio Nacional como jefa de Estado. Ese parece ser el destino político de la Cuarta Transportación. Incluso, el lopezobradorismo, sin exagerar, camina a la consagración del triunfo, pues no tiene rival en la competencia. Es decir, la derecha se desinfla y, como auguramos, llega sumamente dividida por el proceso interno que vivió.
Así que, con todas las condiciones dadas, Claudia Sheinbaum será presidenta constitucional de México.