En algún instante el presidente López Obrador tuvo que salir a intentar calmar la crisis que se le venía al gobierno de Veracruz a pesar de los fundamentos sólidos de injusticias que padecen muchos presos acusados del delito de ultraje a la autoridad. Quizá el titular del ejecutivo estatal se sintió, por un momento, cobijado por el mandatario federal, máxime porque el conflicto lo minimizó pese a las circunstancias tangibles de un numeroso porcentaje de personas que fueron puestas tras las rejas luego de ser acusarlos de un hecho que alcanzó un grado de indignación e ignominia.
Sin embargo, resultaba imposible seguir sosteniendo un tema que, incluso, la propia Comisión Nacional de los Derechos Humanos calificó de violatorio; asimismo, la Suprema Corte de Justicia de la Nación contribuyó positivamente al declarar la invalidez del delito.
Eso fue motivo suficiente para que, el presidente, fijará su posición a favor de la corte. Otro ejemplo de la rectitud que tiene López Obrador ante los poderes de la nación; en esa misma situación, mandó un mensaje más que claro para el gobernador de respeto y condenó que, el hecho, pretenda ser llevado a un nuevo terreno para mantener el delito de ultraje bajo otra concepción pero, considerado, igual o peor que el primero.
Con ello, lo entrampado de los hechos ven, hoy por hoy, la luz al final del túnel. Existe una esperanza de que, muy pronto, los recursos o mecanismos que garantiza la corte sirvan no solo para reconocer la arbitrariedad que se cometió de manos de la autoridad de Veracruz, sino para tener justicia cuando se ponga en libertad a cientos de presos políticos encarcelados por ese juicio irracional que sobrepasó los límites de un auténtico estado de derecho.
Y, para efectos políticos, esto significa un revés para Cuitláhuac García que pretendió cobijarse al valerse de un supuesto respaldo que recibió de manos del presidente; sin embargo, le aplaudo al mandatario López Obrador su honestidad al mantener su compromiso de respeto a los poderes de la nación. A raíz de eso, salió ante los medios y reconoció que es lamentable que se busque sostener un delito de esa naturaleza.
En otras palabras, es un golpe fuertísimo para el gobierno de Veracruz y, sin lugar a dudas, una ventana para que, muy pronto, cientos de presos obtengan su libertad. De hecho, celebramos que hace un par de días, Heber Rafael Galán Contreras haya obtenido su liberación a través de un amparo. Esto nos hace suponer que, muy pronto, el anhelo de miles de ciudadanos que alzamos la voz ante este agravio, sea una realidad y por fin salgan de prisión.
Y con ese efecto, o con las señales de justicia que afloran en los organismos autónomos o las jurisdicciones federales, veamos en libertad a José Manuel del Río Virgen al que seguimos insistiendo que es, a todas luces, un preso político del gobierno de Veracruz. Se trata, entonces, de un hecho semejante a los demás presos aunque catalogado injustamente bajo otro delito.
Finalmente, constatamos que hay justicia en México; sólo es cuestión de tiempo como ahora permitió a Heber Rafael obtener su libertad. Por ello, hay que seguir siendo pacientes; tarde que temprano se resolverá la situación de todos aquellos que fueron encerrados en prisión por un delito, eso sí, con tintes reaccionarios de la política autoritaria.
Sin embargo, las propias organizaciones autónomas e institucionales en materia jurídica federal se han dado cuenta de la gravedad y pondrán, inminentemente, una solución para que, de una vez por todas, el gobierno estatal de Veracruz adopte una postura equitativa y justa.