Lo que pasa en México con la oposición es digno de un guion del teatro del absurdo o de plano de profundo análisis de un psiquiatra.

Primero los antilopezobradoristas salieron a las calles a defender la democracia y hasta se vistieron de rosa, emulando los colores del INE, instituto político que iban a defender “a costa de lo que fuera”. Se formó la llamada “marea rosa”, que ahora es un charquito pero que, hay que reconocerlo, empezó muy bien.

El INE no se toca, el INE es de todos, I love INE. Pero después del 2 de junio y la paliza que se llevó Fuerza y Corazón por México no solo en la elección presidencial, sino en todo el país (a excepción de Aguascalientes, donde sí son team Xóchitl), se acabó el amor y hasta de traidora y fraudulenta tacharon a la consejera presidenta Guadalupe Taddei Zavala, pues según decían se había prestado a una farsa y que la goliza que recibió la ex candidata presidencial panista fue producto de una elección de Estado.

Los inconformes antes decían que la ley es la ley, pero ahora la desconocen, pese a que fue la derecha la que modificó la legislación electoral en el pasado. Así son ellos.

De nuevo como la Chimoltrufia; como dicen una cosa, dicen otra.

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Ahora, salvo al “algoritmo” que descubrió Pedro Ferriz de Con, que jura y vuelve a jurar que los votos de Claudia en realidad fueron los de Xóchitl, en su mayoría la oposición aceptó, quizá a regañadientes, que Claudia Sheinbaum ganó la presidencia, pero dicen que les robaron votos para los que serán nuestros legisladores, dando por resultado que se tendrá una “sobrerrepresentación” horrorosa de Morena y sus aliados y que eso es ilegal, absurdo, un verdadero abuso y atenta contra los derechos humanos.

No hay forma de sacarlos de su error pese a que se les ha explicado hasta el cansancio e incluso la secretaria de gobernación, Luisa María Alcalde, hizo una muy clara exposición en la mañanera pero ni así salen de su obcecación.

La culpa no la tienen solo ellos. La desinformación proviene en mayor medida de la comentocracia, que en un último intento porque Morena y sus aliados no tengan mayoría calificada en el Congreso, quieren convencer a las personas que en México se va a vivir una “autocracia legal”, una dictadura. Así lo dijo Héctor Aguilar Camín, quien en una mesa de análisis en compañía con otros comunicadores, como Carlos Loret de Mola, alertó a la población sobre las consecuencias de la “sobrerrepresentación” de Morena en la Cámara de Diputados.

El historiador, con una soberbia impresionante, alertó también que “ellos tienen la razón” y el pópulo no entiende nada.

Sabemos de sobra que Aguilar Camín defenderá hasta el último aliento su postura, aunque en realidad el que está en un error es él.

Es totalmente legal que Morena y sus aliados tengan en el Congreso la mayoría relativa. No es lo idóneo, pero es lo que hay.

Sabemos que en la Cámara de Diputados hay 500 espacios, y si leemos la página oficial de este recinto veremos que de éstos 300 se eligen por mayoría relativa en los 300 distritos electorales del país (uninominales) y 200 electos por el sistema de representación proporcional (plurinominales).

En las pasadas elecciones Morena y sus aliados ganaron 256 curules en tanto que el PAN, PRI y PRD se quedaron con 37. En cuanto a los llamados “pluris” el reparto se hace de acuerdo al número de votos obtenidos por cada partido, y como Morena, PT y PVEM obtuvieron el 50% de los sufragios deberán tener por lo menos 100 diputaciones, aunque en el proyecto resolutivo del INE quedaría en 83: 60 para Morena,14 para PVEM y el PT con 9.

Como sea, lo cierto es que las diputaciones que tendrán Morena y sus aliados les otorga la mayoría calificada para hacer las reformas constitucionales propuestas por López Obrador y eso los tiene con el grito en el cielo. Cada quien sus fobias, lo que no se vale es mal informar.

No hay sobrerrepresentación, el pueblo fue el que eligió, Punto. Y si fue un error o un acierto haber elegido así, solo el tiempo lo dirá.

La ley es la ley, ni hablar.