Ayer se llevó a cabo el ejercicio electoral de Coahuila y Estado de México, esta última entidad, por cierto, con gran ventaja para el triunfo de Morena. Si se confirman las tendencias que han comenzado a circular, la maestra Delfina será la futura gobernadora por decisión de la mayoría de votantes. Con este desarrollo, comienza una nueva etapa que ha madurado, pero no está definida. Hablo del proceso interno para elegir al abanderado que represente al lopezobradorismo en la sucesión presidencial. De hecho, una vez avanzado el escrutinio público en ambas entidades federativas, entraremos a una fase intensa y álgida.

Seguramente vendrá una etapa de impugnaciones y señalamientos, sin embargo, paralelamente toda la atención se canalizará en el proceso sucesorio. O sea, la participación volverá nuevamente a los reflectores de quienes han levantado la mano para participar. Tanto Claudia Sheinbaum, Adán Augusto, Marcelo Ebrard y Ricardo Monreal, son los aspirantes reconocidos oficialmente por el presidente Obrador. Eso lo ratificó en el cónclave que se llevó a cabo en Palacio Nacional y donde, por cierto, ofreció alternativas para destrabar el tema en cuanto al menos dos vías: el consenso y la encuesta.

Es muy probable que el presidente, ya lo hemos dicho, tomó esas alternativas porque la confrontación es, a toda costa, algo que quiere evitar. Sabe que una división puede provocar un costo político muy alto y, anticipándose a toda crisis interna, puso sobre la mesa el tema.

Es decir, si determinan por consenso qué la encuesta es el mecanismo, tendrán que ponerse de acuerdo cómo lo aplicarán, y bajo qué metodología y pregunta, eso sí, no hay duda que propondrán instituciones de prestigio y las mejor calificadas.

De hecho, eso ya lo han expuesto algunos presidenciables de Morena. Debido a que el proceso está abierto, serán semanas intensas de posicionamiento y recorridos territoriales. Es decir, el activismo llegará a un punto máximo y, a la postre, veremos quién genera más impacto entre los simpatizantes y militantes del lopezobradorismo. Aunque, todos sabemos, esa decisión puede salir de Palacio Nacional para quien sea, no tengo duda, habrá un factor de equilibrio y unidad.

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Si es así, la posibilidad de que Ricardo Monreal sea ungido como candidato de Morena a la presidencia de la República, crece, especialmente por su regreso por la puerta principal a Palacio Nacional. En efecto, Monreal es militante y fundador del partido, así como precursor del movimiento. Y como en la política, todos sabemos, las casualidades no existen, la probabilidad es mayúscula. Hay, en ese sentido, una respuesta del presidente Obrador que claramente podemos descifrar si entendemos el contexto. En otras palabras, en política el término decantar hace alusión cuando una figura se inclina por otra para un fin o tarea. O sea, AMLO puede, con una maniobra estratégica, elegir al coordinador de los senadores de Morena por una sencilla razón: es el mejor operador y estratega en procesos electorales.

Dado que la elección puede llegar a un punto de división, y para tratar de evitar cualquier polarización, el conciliador más experimentado es Ricardo Monreal. Y el zacatecano no solo está creciendo en las encuestas y percepción de la opinión pública, sino también tiene una estructura territorial que ya quisiera tener otro aspirante a la silla presidencial. Este fin de semana, por ejemplo, miles de jóvenes se concentraron en Zacatecas tras la convocatoria que lanzó el líder de los senadores. Fue, sin duda, la manifestación más clara de qué hay fuerza y presencia a lo largo y ancho del país.

Insisto: la elección no está definida como muchos nos hacen creer; el presidente tomará la determinación en menos de tres meses. Hoy, en ese sentido, solo ha echado raíces y cohesionó a todos los presidenciables para que transiten por todo el país. Solo falta que fijen las reglas de participación; lo mismo que se establezca un esquema de debates. Ah, y quienes busquen la candidatura, una vez que los tiempos se acorten, puedan separarse de su cargo para que no se preste a señalamientos.

Por eso y por muchas razones, será una álgida etapa para la búsqueda de la silla presidencial. Toda la atención se concentra en ese hecho e insisto: no hay que perder de vista a Ricardo Monreal; viene luchando y, con todas las condiciones a su favor, puede ser él, de manos de López Obrador, a quien le encomiende la tarea de encabezar a Morena en la sucesión presidencial. Después de todo, él es parte del movimiento de la cuarta transformación; es precursor, fundador y también militante de Morena. O sea, se sumó a la causa del presidente Obrador desde hace 26 años: etapa en la que el país vivía un clima de definiciones, sobre todo con una alianza ciudadana, tal y como lo mencionó el zacatecano el fin de semana pasado.

Ya lo dijo Monreal: “vamos a luchar en Morena; cerramos filas con el presidente López Obrador, a quien hemos acompañado en más de 26 años, en las buenas y en las malas”.