Hace poco, a través de sus redes sociales, el coordinador de los diputados de Morena, Ricardo Monreal, adelantó que los ministros de la Suprema Corte de Justicia, en ese afán de desesperación por los ajustes al marco constitucional, intentarían cualquier mecanismo o instrumento para intentar invalidar el proyecto que, sobra decir, ya está publicado en el Diario Oficial de la Federación. Una vez oficializado, por lo tanto, no hay fuerza humana que pueda revertir al poder reformador. Pese a ello, el ministro González Alcántara Carrancá, adicto a la intromisión, intenta apoderarse de una decisión que, desde luego, no le compete al poder judicial. Resulta que, con un golpe contundente sobre la mesa, busca anular la determinación del constituyente y, con ello, decretar parcialmente la anulación.
Desde luego, no se trata de medir fuerzas, sino de respetar el poder constituyente que, dicho sea de paso, delegó el pueblo de México a través del mandato popular. Siendo así, el instinto de los ministros es, ni más ni menos, conservar el techo financiero tan excesivo y, de paso, seguir truncando la impartición de justicia, especialmente a los sectores más vulnerables del país. Precisamente por ello, Andrés Manuel López Obrador diseñó el proyecto de modificación al poder judicial. La transparencia, la justicia, pero sobre todo la democracia interna, son los factores esenciales de los cambios que ha llevado a cabo el legislativo. Eso, a grandes rasgos, garantizará la elección de ministros a través de un comité de evaluación, eso sí, con perfiles altamente calificados. El método, por supuesto, será por medio de la participación ciudadana, tal y como se plantea en las modificaciones a la carta magna.
Hace unos días, en efecto, Monreal encabezó la mesa de trabajo para proponer algunos perfiles que integrarán el comité de evaluación, por cierto, avalado ya por el pleno. A su vez, preparó las condiciones para analizar, debatir y, por ende, aprobar la iniciativa de la inimpugnabilidad de adiciones o reformas a la constitución. Esto, en palabras más simples, significa que no hay nada ni nadie que pueda estar por encima del poder constituyente. Y si hay algo que blindará cualquier intento de sometimiento de los ministros de la Corte, es precisamente el asunto que, a estas horas del jueves, debe de estar aprobada en asamblea general con el respaldo de Morena.
Como sabemos, el proyecto del ministro González Alcántara Carrancá se discutirá en los próximos días. Para ese entonces, la reforma de inimpugnabilidad de adiciones o reformas a la constitución estará aprobada. El propio Ricardo Monreal, uno de los autores claves de esta iniciativa, fortalecerá la legitimidad del poder reformador y, a su vez, dejará claro a los ministros que, más allá de su posición, no tienen ninguna injerencia en la autonomía del legislativo. A manera de réplica, hace unos días, el mismo zacatecano llamó a no acatar las determinaciones que tomen los ministros con relación al tema de la reforma al poder judicial, pese a la guerra propagandística que ha puesto en marcha la oposición. Monreal, teniendo claro que no hay nada que pueda invalidar el decreto, defiende a capa y espada la determinación de la mayoría calificada, y, de paso, enfrenta con una férrea defensa de concepciones los embates de Norma Piña.
Desde luego, la embestida mediática de algunos ministros, además de inconstitucional, puede ser calificada como una intransigencia a las funciones que ellos mismos representan. Sus argumentos, especialmente el del ministro González Alcántara Carrancá, están totalmente desacreditados y fuera de una legalidad constitucional. Hay muchas razones para pensar que son intentos desesperados por los cambios que se avecinan. Es más, con la reforma de inimpugnabilidad de adiciones o reformas a la constitución que estará aprobada a estas alturas, se generarán más mecanismos para salvaguardar al constituyente. Aunque, al mismo tiempo, es una clara muestra de que Morena, al igual que Monreal, pugnan por fortalecer la democratización y el equilibrio entre poderes. A título personal, el zacatecano, con una férrea defensa desde San Lázaro, sentará las bases de la autonomía legislativa, que al final de cuentas es producto de la misma participación de quienes salimos a votar el pasado 2 de junio.
Aspectos como este, evidentemente, son lo que fortalecen la construcción del segundo piso de la Cuarta Transformación. De hecho, la fracción parlamentaria de Morena, coordinada por Ricardo Monreal, no cederá a las fuertes presiones de los ministros de la Corte. Como punto de referencia, tiene el respaldo del pueblo de México; es decir, esa participación social, a gran escala, es parte esencial de la defensa pacífica. Y, por si eso fuese poco, los cambios plasmados en la constitución, como máximo órgano jurídico, son perfectamente claros debido a su carácter legítimo asentado por el constituyente. O sea, los ajustes no están abiertos a cualquier capricho o chantaje de los ministros. Todo esto, en definitiva, obligó a Morena y sus principales referentes a defender la decisión colectiva para buscar darle mayor certeza a la autonomía del poder reformador.
Motivado por esa defensa férrea de la democracia, Monreal abandera la lucha legítima desde el legislativo federal. Todo esto aparece, evidentemente, en el momento más oportuno, especialmente para contener los ataques sistemáticos de los ministros que, a toda costa, se empeñan en hacer valer solo la voluntad de ellos. La mala noticia es que, siguiendo la lógica de la legalidad, no tienen ninguna injerencia de las decisiones del constituyente, o sea, Morena está en todo su derecho de negarse a las determinaciones que pueden llegar a tomar los ministros en mayoría, básicamente con el proyecto que propuso González Alcántara Carrancá.
Habiendo condiciones legislativas y sociopolíticas, Morena, en conjunto con sus referentes, harán valer la condición numérica para defender la democracia y la división de poderes. Nada puede poner en jaque la reforma al poder judicial. Como respuesta al respeto del constituyente, siendo clave y decisiva, podemos destacar la lucha férrea de Ricardo Monreal, aliado incondicional de Claudia Sheinbaum...