México se ha enzarzado de nueva cuenta en una batalla por la posesión de la legitimidad de la verdad. Mientras una versión es la oficial, dirigida por el fiscal Gertz Manero y el gobierno, la otra es encabezada por las madres buscadoras, Guerreros Buscadores de Jalisco y ciertos medios de comunicación.
Según los dichos oficiales, el rancho Izaguirre no servía como campo de exterminio. Sin embargo - según han asegurado- sí que hubo presencia de restos óseos, lo que conduciría a la conclusión de la FGR de que el sitio no era un campo de exterminio en el término que fue originalmente utilizado por las madres buscadoras, sino un centro de entrenamiento forzado.
En todo caso, y a reserva de que la FGR y la fiscalía estatal ofrezcan nueva evidencia en torno a las investigaciones, el panorama se ha planteado para que la versión final de los hechos minimice las expresiones de los colectivos.
No hay duda de que a los miembros de la clase política morenista les conviene la versión ofrecida por la “autónoma” FGR. El senador Gerardo Fernández Noroña, de nuevo, ha salido en redes sociales a declarar que “se les había caído” la historia de Teuchitlán, como si los colectivos fuesen, efectivamente, parte de una “estrategia” para golpear al sacrosanto movimiento.
Al tiempo que el presidente de la Mesa Directiva del Senado hacía esta escandalosa declaración, el colectivo Guerreros Buscadores de Jalisco enviaba una misiva a la opinión pública denunciando una campaña de desprestigio y hostigamiento tras los hallazgos hechos por ellos mismos del rancho; a la vez que reiteraban la existencia de hornos crematorios.
AMLO, en su momento, derivado de su gran popularidad, habría sorteado cualquier obstáculo que atentase contra su proyecto política. La presidenta Sheibaum, por su parte, deberá hacer frente a un desafío sin parangón en la historia de la 4T. Lo veremos.
En suma, el país podría pasar de un estado de horror a otro de confusión. La maquinaria oficial dará rienda suelta a una campaña dirigida a restar legitimidad a los dichos de los colectivos, mientras estos, en sus limitadas capacidades, buscarán hacer mantener su verdad en la conversación pública.