El lector seguramente recordará aquella célebre frase repetida por AMLO tras su derrota en las elecciones de 2006: ¡Al diablo con las instituciones! De igual manera tendrá presente el término “espurio” en referencia al supuesto fraude electoral perpetrado por el IFE y Vicente Fox en favor de Felipe Calderón; narrativa que hoy continúa en el aire en una buena parte de los aduladores del tabasqueño y de su movimiento.
En el momento de la redacción de este texto, se espera que el Tribunal Electoral decida, por mayoría de tres votos, los derroteros del país; sea que revoque el dictamen aprobado por el INE, es decir, la concesión de una mayoría calificada artificial a Morena y sus aliados en la Cámara de Diputados (no así en el Senado pues no existe la sobre representación) o que opte en favor de una lectura integral de las fracciones I, IV y V del artículo 54 constitucional, y con ello, que se respete la voluntad del Constituyente, se defienda la pluralidad , y en resumen, que se rescate a México de un probable retroceso democrático.
Sin embargo, según ha trascendido, el Tribunal Electoral, a través del voto de los integrantes de su sala superior, ratificará la resolución del consejo general del INE, por lo que será formalizada la integración de una Cámara Baja con 364 diputados de la coalición mayoritaria, lo que representa el 72 por ciento.
Sí, los propagandistas del régimen continuarán esgrimiendo el hecho de que la alianza haya ganado el 85 por ciento de los distritos. Ningún analista o miembro de la oposición ha intentado refutar la idea de que los oficialistas contarán con 254 diputados de mayoría relativa.
Lo que se debate, empero, es el criterio desproporcionado de otorgar una sobrerrepresentación desmedida a una alianza electoral que repitió hasta la saciedad eslóganes como !PT, PT es la 4T! o !La 4T es verde!
En otras palabras, que participaron en la elección mediante la figura de una alianza que promovía la continuidad del régimen, pero que ansían, una vez concluidos los comicios, que el reparto del botín sea como partidos.
En este contexto, en términos de la votación nacional, léase, el total de ciudadanos que depositaron sus votos en las urnas, su apoyo a la alianza oficialista alcanzó apenas el 54 por ciento del voto popular.
Tras la eventual decisión del Tribunal, los integrantes de las autoridades electorales, motivados quizás más por razonamientos e intereses difíciles de escudriñar que por su apego a la legalidad y a sus convicciones democráticas, habrán pavimentado la ruta para la instalación de un Congreso espurio.
Sí, espurio, sí que lo es. Lo es porque la coalición mayoritaria tendrá las dos terceras partes a raíz de una interpretación aberrante de la Constitución, porque no alcanzaron las dos terceras partes de la votación nacional, porque se perpetró un fraude a la Constitución y porque estarán en vías de cimentar un régimen más cercano a los sistemas autoritarios latinoamericanos que a una democracia liberal.