El pasado 12 de julio la marca Mexicana de Aviación cumplió 103 años; ahora quien se encarga de poner su nombre en alto le corresponde a la Aerolínea del Estado Mexicano, que adquirió la marca de los trabajadores de la Compañía Mexicana de Aviación, en su carácter de acreedores.
Por supuesto que hubo festejo, pero muy mal encaminado, primero porque usa como punto de partida una falacia, y luego porque se nos hizo a un lado a los trabajadores de Compañía Mexicana de Aviación.
El día 12 de julio se festejaron los 103 años del “MRO”, la base de mantenimiento de Mexicana, pero eso es un dato más que inexacto. Fue apenas en 1974 cuando se puso la primera piedra de lo que sería la base de mantenimiento más grande América Latina; esto es, se trata de una persona jurídica diferente que no tiene 103 años, como sí los cumple la Compañía Mexicana de Aviación.
Se llevó a cabo una ceremonia en el hangar ubicado dentro del Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (AICM), a la que asistió gente que la mayoría de los compañeros desprecia.
Desde la presencia del abogado de la Asociación Sindical de Sobrecargos de Aviación de México (ASSA) que quién sabe con qué artimañas logró colarse en la administración del MRO, hasta otros personajes que no vale la pena siquiera nombrarlos, pero que no pertenecen a Mexicana, y al contrario, han dado claras muestras en el pasado del desprecio que nos tienen a los que en otros tiempos servimos en esa aerolínea.
Quería puntualizar lo anterior, porque al interior de la base de compañeros, se han quejado de que es falso que el MRO cumpla 103 años, de que solamente los trabajadores del hangar hayan sido invitados, y se haya ignorado al resto de grupos de trabajadores, que con años de esfuerzo y dedicación hicieron grande a Mexicana.
Pero no se confundan, yo solamente hablaré maravillas de la aerolínea donde presté mis servicios desde 1998, en razón de que no puedo quitarme la camiseta porque la tengo tatuada. Para mí, la mejor experiencia que pude vivir fue ser sobrecargo de Mexicana, pues hasta el día de hoy su historia sigue nutriendo mi alma.
No puedo más que estar orgullosa de haber podido pertenecer a una gran aerolínea; una empresa con una vasta historia detrás, y me llena de orgullo decir que sin Mexicana, la aviación no se entendería. De hecho es un parteaguas para el resto de las líneas aéreas. De ese tamaño es su importancia.
Estoy cierta que si el gobierno de Calderón Hinojosa no nos hubiera truncado el vuelo, seguiríamos siendo una de las líneas aéreas consentidas de los pasajeros. Sin embargo la historia de todos los trabajadores, cambió de manera abrupta, al grado de que hoy seguimos luchando por encontrar un poco de justicia.
Entre los trabajadores, y una parte de la sociedad, mucho se ha cuestionado acerca de falta del pago de la segunda dispersión por la compra de la marca y los bienes de Mexicana, pero también es una realidad -y eso no se puede ocultar- que entre los mismos compañeros nos hemos canibalizado, al interponer un sinfín de recursos legales, con la finalidad de obtener lo que merecemos.
Si el actual gobierno no ha liberado el dinero, es porque un grupo de menos de 50 trabajadores demandó, y tristemente el poder judicial les dio la razón, a pesar de que ellos -en su momento- sí recibieron una liquidación por parte de la empresa; eso no importó, y consiguieron una resolución que condena a la empresa a pagarles poco más de 45 millones de pesos (solamente a ellos), y esa es la razón por la que está todo se ha estancado en un verdadero pantano de recursos e impugnaciones procesales.
Como de costumbre, algunos seres humanos creen que están por encima de los demás, y cuentan con el apoyo de un poder judicial más que podrido; eso sí, muy bien aceitado en los engranajes adecuados.
No tengo pruebas pero tampoco dudas; de no ser así, no entiendo cómo los juzgadores omiten que este grupo que hoy demanda, recibió la liquidación correspondiente, y que por esa razón dejaron de pertenecer a la empresa. Después de más de 10 años, ahora los reconoció como trabajadores y no solo eso, dictó una sentencia a su favor con una cantidad de escándalo.
Más intolerable se vuelve porque ninguno del resto de los trabajadores ha recibido una liquidación por parte de la empresa; todo lo contrario, en este espacio he dejado documentado que al final cobraríamos solamente alrededor del 7% del total de la liquidación que nos correspondería con base en la ley. Bueno, pues ahora parece que ni siquiera ese 7% se va a materializar.
Conmemoro el CIII Aniversario de Mexicana de Aviación, ¡sin duda!, pero estamos muy lejos de poderlo celebrar. Y cierro la columna exigiendo a quienes administran a Mexicana MRO que vendan de inmediato la base de mantenimiento, para entonces poder cobrar el Fideicomiso 2100 del MRO, porque así como pinta el asunto, solamente unos cuantos se están beneficiado de “administrar” la base de mantenimiento, como el Lic. Mungarro, que ni trabajador de Mexicana es, pero bien que cobra dentro del fideicomiso desde hace más de una década.
Es turno de la Aerolínea del Estado Mexicano. A ellos les corresponde poner la marca Mexicana de Aviación por todo lo alto. Quiero que siga cumpliendo años, pero sobre todo que se gane la confianza y preferencia de los pasajeros, lo cual no es fácil, pero tampoco imposible.
Tienen entre sus manos algo que muchos hemos apreciado y cuidado como “oro en paño”. Están ustedes a cargo de una enorme cascada de buenos recuerdos y entrañables añoranzas de millones de pasajeros, que siguen hablando con cariño de Mexicana, a pesar de todo. Nunca lo olviden: ¡Mexicana, la primera siempre será la primera!