Histórica porque el Presidente López Obrador se la vuelve a hacer a la oposición. Anunció su propia marcha para el 27 de noviembre. No es una movilización para responder a la caminata del domingo pasado -sí lo es- sino un acto diferenciador en la política. Y será para, una vez más, dar cátedra de control de la narrativa.
La gran diferencia es que AMLO moverá masas para el apoyo de una causa política. Mientras que los asistentes al recorrido del domingo 13 fueron movidos para la defensa del INE. ¿Y cuál es la diferencia? Que la defensa del INE no es parte de la agenda opositora, es del propio instituto electoral. Quienes acudieron a la gesta del pasado domingo 13, no apoyaban un partido o un candidato, tampoco una ideología. Salieron a marchar ante la falaz y dramática versión de que reformar al árbitro electoral es atentar contra la democracia.
Lo dije, decir que el INE no se toca es pensar que no se puede mejorar. Nada puede ser más autodestructivo para los grupos antagónicos, que no buscar reformar o cambiar el panorama actual. El principal insumo para la oferta de una agenda política es la esperanza. Ofertar que “todo debe seguir igual”, es una pésima estrategia de una oposición que no termina de cuajar. ¿Por qué? porque entonces el espacio en la narrativa lo sigue ocupando López Obrador, el abanderado del cambio en marcha a través de la Cuarta Transformación. Transformación, sinónimo de cambio. Hasta en la nomenclatura aventaja.
No pretendo minimizar la marcha del domingo 13. Considero que como evento fue exitosa. Pienso también que es una “victoria” de espejismo, efímera o de humo, pues no edifica oposición. Porque quienes asistieron pertenecen a un segmento politizado, que se considera afectado directamente por la política de Palacio Nacional. No abona a la oposición porque el PAN continúa sin confiar en el PRI de Alito. Los azules saben que el tricolor puede apoyar en las reformas secundarias a López Obrador con la mano en la cintura. Y mientras ellos no se pongan de acuerdo, Movimiento Ciudadano no va cuajar en esa alianza.
En contraparte, el Presidente gana porque su movilización será en favor de un proyecto de nación. Es en beneficio de una ideología, de un movimiento. Porque el discurso del cambio, ese que oferta la esperanza de estar mejor, es el que le llega a la gente de a pie, al ciudadano de las comunidades de escasos recursos, al grueso del electorado. Un segmento poblacional y electoral que se considera afectado poco y nada por lo que pase en el INE (y que chance, ni se enteró de la marcha del domingo 13). Ese segmento pide un cambio. En la carrera por llevar la mejor oferta, AMLO lleva esa ventaja, su propuesta sigue siendo la consolidación del cambio verdadero. La oposición, se aferra a sostener la condición actual.
La marcha del 27 de noviembre será en abono a la unidad. Veremos al Presidente acompañado por su gabinete, y “las corcholatas”. Claudia Sheinbaum, quien aventaja según MetricsMx. Adán Augusto López, secretario de gobernación y Marcelo Ebrard. También Ricardo Monreal, el senador se unirá a la movilización. El resto de senadores y diputados, por igual. Los gobernadores han comenzado a anunciar que ahí estarán para acompañar al jefe del ejecutivo.
Por Sinaloa, el gobernador Rubén Rocha Moya, el alcalde capitalino Juan de Dios Gámez Mendívil y el diputado presidente de la JUCOPO Feliciano Castro, y seguramente algunos más, también estarán presentes en la marcha.
Vanessa Félix | Twitter: @vanessafelixmx