He empezado a acostumbrarme a los berrinches presidenciales, a sus palabritas hostiles contra los que no simpatizan con él.

Me he acostumbrado a sus apodos y a sus etiquetas; a sus risas y a sus sarcasmos... a sus burlas e ironías.

La marcha de ayer fue completamente exitosa. Nadie puede negarlo, salvo el presidente que acaba de minimizarla, diciendo que todo estuvo organizado por Claudio X.González, como si las personas asistentes a la marcha no tuvieran un pensamiento propio o como si todos adoráramos al empresario.

A mí, francamente, ya me cae gordo el tipo, de tanto que lo menciona el presidente, y pienso que sí, que probablemente ha llegado a estorbar más que a ayudar.

Me he acostumbrado a que AMLO no me quiera, porque aunque sé que no sabe de mi existencia, no me querría nunca. Esa es mi sensación. Me he acostumbrado a que se ría de las leyes en nuestra cara y quiera manosear nuestra Constitución. Acepté con tristeza y resignación  que esté tomando en su poder nuestras instituciones autónomas sin que nada podamos hacer.

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Pero ayer pasó algo a lo que no me acostumbraré nunca y que no perdonaré jamás: El presidente guardó nuestra bandera y nos la arrebató, quitándola de su mástil y dejándolo ahí solo, desnudo, sin ella.

Quitarnos del Zócalo a todos la posibilidad de apreciar nuestra bandera fue una ofensa para todos los mexicanos.

Pero no nada más para los que no están del lado del obradorato sino para los que dicen adorar al presidente.

La bandera es de todos y es para todos. Es nuestra absolutamente y no de él. Pero fue la mejor y  su más grande venganza... Él, que se dice que no es vengativo y que no busca revanchas.

Desgraciadamente, nada va a pasar después de la marcha; AMLO lo sabe. Él sigue hoy de pie en su mañanera como todos los días, como si no hubiera pasado nada, logrando tener foco y voz para lanzar dardos cargados de odio.

Nada va a pasar por habernos quitado la bandera de su mástil.

Lo que ayer vimos con esa impresionante marcha es un país dividido como nunca antes. Cientos de miles marcharon y el presidente no lo puede negar. Pero también hay otros cientos de miles que lo respaldan y se refugia detrás de ellos. Y es muy triste porque al final todos somos mexicanos.

Segura estoy que no tardará en querer hacer su propio show en el Zócalo para demostrar que también lo llena. Ya lo ha hecho varias veces después de las marchas de la oposición.

Lo que cabe resaltar de esta marcha es que se movilizó en toda la República Mexicana, cosa que no sé si se lograría hacer si Morena la organiza. No somos una oposición débil.

El presidente ya ignoró de una vez a Xóchitl Gálvez. La desconoce como posible ganadora a la presidencia. Dice que solo le dará el bastón de mando a quien piense como el pueblo y que se llame justicia.

Pues justicia puede ser el nombre también de Claudia Sheinbaum pero también de Xóchitl Gálvez.

Y pareciera que nos da a entender que él es quien decidirá quién será la Presidenta de México. Así de enloquecido está y es aterrador.

Hoy acaba de decir el presidente que los que no estamos con él odiamos a México. Dijo algo muy grave. El presidente hablando de odio genera odio en los demás. Parece que nos está declarando la guerra.

Puedo asegurar que yo no puedo, por más que lo he intentado, simpatizar con nada que tenga que ver con la 4T, pero amo a mi país. Y sé que no vendrán las cosas bien para él.

Pero entonces lo que me queda por hacer es ser un buen ser humano, una buena ciudadana, vecina, amiga, ayudar a todo aquel que pueda y hacer todo el bien posible.

Y nosotros, esos que él llama fifís y opositores, conservadores y corruptos, no  todo eso que el dice que somos… no somos gente mala que pueda crear un estado de violencia constante y peligrosa para el país.

A veces hasta creo que nos falta más valor y carácter. Pero  esa esperanza ver que muchos estamos unidos con un mismo objetivo que es el que nadie siga destruyendo al país.

Claudia Sheinbaum quien será seguramente la ganadora a la presidencia por muchos motivos, estrategias y vías ojalá tenga algo más de amor al “pueblo”, esa palabra que tanto usa el presidente para encantar a sus seguidores y de veras pueda marcar la diferencia.

Lo veo complejo, incluso quisiera decirle que quiero ayudarla pero si solo va a estar bajo las órdenes de López Obrador la tenemos perdida.

Es momento de hablar con los jóvenes también y de hacerles ver que no todo se resuelve con dinero, que deben de amar a su patria y luchar por ella.

Sí, el presidente ha tocado muchas cosas. Pero no podrá tocar la esperanza de miles y la fe renovada en que sí podamos vivir y podemos tener un mejor país.

“Bandera de tres colores, yo te doy mi corazón, te saludo, mi bandera con respeto y con amor”.

Es cuanto.