No me refiero a la marcha del orgullo gay. Esa marcha que siempre resulta también ser multitudinaria, llena de colorido y donde todos los manifestantes de manera espontánea acuden y que celebra y aclama los derechos de la comunidad LGTB, y que se celebra cada año el 28 de Junio.
Me refiero a que he empezado a oír rumores por aquí y por allá de que el presidente, en una especie de berrinche y de revanchismo, organizará una marcha, disfrazada de la conmemoración por la expropiación petrolera (¡háganme el bendito favor!) pero que será tan solo para rivalizar con la pasada marcha que le dolió tanto al presidente.
La marcha de los corruptos, le llamó él. La marcha de los mexicanos, le llamo yo.
Obviamente que para marchar tiene que ponerle un título y una justificación a dicho evento, sobre todo porque ya sabemos como organiza AMLO sus marchas, es decir ya le conocemos su “modus operandi”: lleva a cientos de acarreados, que a todos nos cuestan muchísimo dinero, lo sabemos; llevan lonas que también cuestan muchísimo dinero y todo lo que implica movilizar a cientos de personas y lo que conlleva.
Quiere de nuevo hacer suyo el Zócalo.
Imagino que esta vez sí dejará en paz a nuestra bandera de México y la dejará de manosear y la levantará en su mástil , esplendorosa y bella cual ella es. Pero no para apreciación de los demás, sino como una forma de hacernos saber que es suya y que le pertenece.
Y es que, para la marcha del 26 de Febrero, simplemente bajó la bandera de su lugar y nos la quitó.
Esa bandera que no le cae bien porque ni siquiera nunca la saluda de manera respetuosa cuando la tiene enfrente.
AMLO le podrá poner mil nombres y excusas a la marcha que estoy segura, quiere realizar y que además le urge realizar. Al presidente no le gustan las tardanzas cuando se trata de lucir el, por lo que creo esa marcha pronto sea una realidad.
Pero ya todos sabemos que es eso, una marcha por el berrinche, una marcha que mezcla su propio orgullo, su dolor, su coraje y su resentimiento, para demostrarle a todos que si quiere él puede llenar más veces el Zócalo, como acaba de asegurarlo hace unos días.
Un presidente tan ajeno a las necesidades reales de este país. Tan ausente de lo que nos duele, tan indiferente a todo, menos a que alguien ose confrontarlo y hacerle quedar mal, porque entonces sí despierta y acciona.
Porque eso sí, ser el centro de atracción y sentirse adorado es lo único que le importa.
Por eso es que puedo casi adivinar que en poco organizará esta marcha. Para él mismo, claro está.
Y si en algo se deja asesorar quizá le aconsejen que ya no la ande organizando el, sino que ponga a otros cercanos a él, diputados, senadores que ya sabemos que casi casi se envuelven en la bandera como niños héroes y se avientan por el con gag del “quedabien”.
Quizá salgan que esa marcha la va a organizar el “prestigiado” Mario Delgado, que lo único que sabe hacer es andar gritoneando que la oposición es una basura y demás, o quizá pongan a organizar esta marcha a don Adán Augusto que nomás creo que le marche dos cuadras nomas para luego irse a su casita o a Paty Armendáriz que ya vimos que también siempre está dispuesta a todo como buena fan de Morena y de Obrador.
Pero creo que Morena realmente no tiene ningún elemento que de verdad sea de arrastre para que la marcha del orgullo del presidente (así la llamaré) sea un éxito o mejor que la del pasado domingo.
No estoy segura si una Claudia Sheinbaum tuviera ese poder de convocatoria.
Probablemente Omar García Harfuch pudiera ser uno de los elementos que le daría un toque especial a la marcha, pienso que últimamente y digo, lo he visto, se empiezan a colgar muchos de él, porque juntarse con Omar es adquirir cierto nivel y prestigio. Omar lo debe de saber muy bien. Será interesante ver cuál es el manejo que le da a esta situación.
Así que bueno… hoy, durante el arranque de la mañanera lanzó un mensaje fuerte el presidente, o amenazador, o hasta chistoso y dijo: “¡Ánimo! Que lo mejor es lo peor que se va a poner”.
Sí... Así lo acaba de decir.
Pues es eso yo creo.
La marcha del orgullo que anda ya organizando.
Mientras tanto, un montón de padres de familia recaudando fondos para solventar los medicamentos y tratamientos de sus hijos con cáncer. Un montón de urgencias.
Esa realidad que el presidente no ve.
Si cree Obrador que lo mejor está por venir por organizar una millonaria marcha, pues qué pena que él crea que la revancha y el antagonismo son maneras de estar mejor.
Qué pena que se le olvide ponerse a trabajar para sacar adelante a este país y sus desgracias. Pero a estas alturas el presidente ya no va a cambiar.
Y ahí seguirán los que le aplauden sabiendo que está completamente erróneo y equivocado pero que junto a él hay seguridad para ellos y sus familias en todos los ámbitos.
Es desesperante. Y es desquiciante...
Es cuanto.