Hace unos días y para no variar, el presidente de todos los mexicanos intentó desvirtuar y desacreditar la marcha que se realizará este 26 de Febrero, asegurando  que en realidad era una marcha que iba dirigida contra él.

Al principio me indigné al oírle decir esto. No daba crédito escucharle decir eso porque siempre, todo lo que pasa en la vida , en el mundo y en el país, siempre tiene que ver con él.

Pero después me puse a imaginar en la cantidad de cosas que ha hecho muy mal este gobierno desde hace tres años y pensé que sí... Que hablando en plata como él dice, seamos muy honestos, esta marcha no será solamente para defender al INE.

Hablando en plata, es una marcha que no es contra el presidente, pero que sí será contra su gobierno.

Y es que ojo, nadie odia al presidente. Yo no lo odio. Me falta un pedazo de alma gigante para alcanzar poder odiar a alguien. Aunque pensándolo bien sí… la sustancia y el origen  de mi marcha será, además de  defender al INE, mi manera de  alzar la voz ante lo que ya todos sabemos que está mal. Muy mal.

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El desabasto de medicamentos, padres de niños con cáncer sufriendo por conseguir sus tratamientos el tiempo y forma... Mujeres con cáncer de mama con tratamiento tardío o nulo... Montones de refugios cerrados  para mujeres que sufren violencia.

Escasa repartición de recursos para el área en salud mental, derivándose por ello el resultado de cientos de personas suicidándose  todos los días en este país y aunado a  que también hay desabasto de medicamentos psiquiátricos. En fin… depresión y neurosis en cientos de miles de mexicanos. Combinación fatal.

La lista es interminable.

La lista de razones y la lista de cicatrices con las que ya está marcado este país, son incontables.

Entonces sí: la marcha es contra un mal gobierno, contra la arrogancia de el presidente y la falta de empatía y humildad para reconocer que sí ha fallado, que no han salido las cosas como él esperaba.

El silencio y el aplauso de sus seguidores que los hace cómplices de él también. El enojo por esta marcha de los que le adulan que los hace ser cómplices también.

Entonces sí… la marcha entonces  es la marcha contra el presidente.

Contra un presidente que se aferra a desaparecer organismos autónomos porque siente que no tiene control sobre ellos tan solo porque le retumba la palabra “AUTÓNOMO” y quiere  a fuerza hacerlos propios.

Así como quiere apropiarse de la UNAM.

Todo lo que le suene autónomo quiere que sea de él.

Quiere y ya está tocando al INE.

Y él seguramente se ríe mucho dentro de su rabia infinita porque sabe que aunque seguramente  pasará un mal rato porque en muchos días de lo único que se hablará será de la marcha, sabe también que nada  va a cambiar.

Un obradorista fervoroso de cepa  me dijo: “Usted marche,  pero de todas maneras nada va a pasar”.

Pero eso no me evita las ganas y mi necesidad verdaderamente genuina de marchar.

Eso no me arrebata la obligación que tengo de explicarle a mis hijos adolescentes que todavía no votan, las atrocidades que está haciendo este gobierno.

Hacerles ver que no por recibir dinero fácil  piensen que eso es lo justo. Que tienen que ganárselo, que tienen que merecerlo, quiero que aprendan.

Les platico de los casos que a mi llegan de niños con cáncer  que no cuentan con recursos para atenderse. Les cuento de otros niños que han muerto en la batalla y en la espera.

Y de otras muchas mujeres con cáncer de mama a las que también les han retirado apoyos y la esperanza de un tratamiento oportuno.

Só… la marcha será teniendo en la mente al presidente que juró defender a la patria y gobernar para todos.

Lo llevaremos muy dentro en nuestro pensamiento y andar  a sabiendas de que no nos quiere sino comulgamos con el. Nos ve como enemigos y como rivales.

Esta marcha, seamos honestos, va más allá de defender al INE que es nuestro y no se toca.

Es defender todo lo que el presidente a su paso a tocado y destruido.

Lo que queda de esta destrucción lo levantaremos y reconstruiremos cientos de mexicanos, miles o millones que sí nos importa nuestro país y nos importa el otro así nos cueste la vida.

Si el presidente se siente ofendido porque esta marcha lleve su nombre y se trate de él, pues ¡qué bueno!

Porque es momento de que entonces quizá, todavía haga  algo para demostrarnos que siempre es posible cambiar. Que siempre hay esperanza. Que siempre se puede corregir el camino, insisto sin soberbia y con humildad.

Pero soy muy soñadora. Hago y trato de hacer muchas cosas para contribuir a que este país sea mejor. Marchar es mi obligación. No puedo esperar a que el presidente me quiera y llegue a cambiar. Empiezo por mí y te invito a que lo hagas Esta es mi responsabilidad

¿Cuál es la tuya?

Es cuanto.