Los debates difícilmente se ganan. Lo más común es que se pierdan.
Al primer debate presidencial acudieron las candidatas con dos objetivos claros: la del oficialismo a no perder y la de la oposición a ganarlo. El desenlace es conocido. Ese debate lo perdió la opositora, Bertha Xóchitl Gálvez Ruiz. Porque ni lo ganó, ni tampoco lo perdió su adversaria, Claudia Sheinbaum Pardo.
Ahora bien, este segundo debate fue distinto. En primer lugar, porque en esta ocasión no lo perdió Xóchitl. Tampoco lo ganó Claudia. El gran perdedor fue Andrés Manuel López Obrador. Y si tuviéramos que declarar a un ganador, sería la opisición.
El postdebate se centrará en la interpretación de aquella Rayuela y sus consecuencias. El desempeño de Claudia se envileció por la presencia de AMLO en su discurso. Promovió más al obradorato que sus propias propuestas. No ganó Sheinbaum ni perdió Xóchitl. Ganó la oposición.
Las derrotas que ha sufrido Sheinbaum Pardo durante esta sucesión presidencial no han sido consecuencia de triunfos de la oposición. No. Las veces que la Dra. ha perdido ha sido por y para el obradorato:
Claudia ha sido vencida en dos momentos clave: García Harfuch y este debate. Ambas se enfrentó al lopezobradorismo. Le urge librarse de su lastre
La forma de conducirse de Sheinbaum en el debate fue preocupante. Por momentos parecía más la réplica de un informe de gobierno de AMLO por interpósita persona.
La injerencia de Palacio Nacional en la campaña que encabeza Claudia inquieta. Los esbirros del régimen obligaron a la candidata del oficialismo a ocupar su tiempo para debatir o defenderse de las descalificaciones de su contrincante para hacer una burda apología del obradorato.
El lopezobradorismo está tan confiado, que desperdiciaron un debate presidencial para llevar a cabo propaganda gubernamental usando la transmisión del debate como plataforma comunicativa. Es el colmo.
Sheinbaum no podía contrarrestar los ataques o promover sus propuestas, pues el titiritero requeriría panegíricos.
La campaña oficialista ha dejado ir una oportunidad para afianzarse en el primer lugar en las encuestas. Mañana nadie dirá que ganaron el debate presidencial.
Porque Sheinbaum se enfocó en el líder y no en los ciudadanos.
La megalomanía suicida de AMLO perdió contra Xóchitl.