Pues no estimado presidente, no es un asunto de tribunales y de ministerio público. Es un tema político, una disputa palaciega que involucra a una ministra de la Suprema Corte de Justicia en el retiro y actual presidenta de la Mesa Directiva del Senado, Olga Sánchez Cordero; al ex consejero jurídico de la Presidencia y abogado litigante, Julio Scherer, y al potentado y fiscal General de la República, Alejandro Gertz Manero. Tres figuras de poder, piezas clave en el gobierno federal.

¿Cuál es el significado de las acusaciones de Julio Scherer publicadas en la revista Proceso de esta semana? ¿Cuáles son sus intenciones? ¿Cuáles serán sus implicaciones? ¿Afectará la percepción del presidente de la República o únicamente a los involucrados? Aún es pronto para saber la trama completa y real del pleito y sus implicaciones. Mientras las aguas vuelven a su nivel, hagamos algunos comentarios de los hechos que se conocen al momento y hablemos de tres teorías de la conspiración que circulan velozmente en redes sociales.

Aclaro. No soy partidario de las teorías de la conspiración, pero soy de mente abierta, escéptico y curioso. En ocasiones la versión oficial es la verdadera, pero en otras no lo es, por eso conviene indagar en varios senderos en búsqueda de la verdad.

Hechos. La revista Proceso publicó un largo texto de Julio Scherer, en el cual realiza fuertes acusaciones en contra de Alejandro Gertz y Olga Sánchez Cordero. Básicamente, los acusa de confabularse en su contra para perseguirlo “mediante un modus operandi extorsivo que se repite en los casos de Juan Collado, Cruz Azul, Viaducto Bicentenario, Gómez Mont y Álvarez Puga”. Remata diciendo que la Fiscalía no tiene contrapesos constitucionales y que hoy es un peligro.

En el largo texto, el ex consejero jurídico no aporta pruebas de sus dichos. Simplemente son sus palabras y versiones. Por el medio, la revista que fundó su padre y la fecha, un día antes de la inauguración del Aeropuerto Felipe Ángeles, el objetivo es mediático. Desde el titulo: “Es hora de hablar”, porque ahora y no antes o después, el ex consejero nunca lo aclara.

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Primera teoría de la conspiración. El ex consejero publicó este texto para curarse en salud y victimizarse ante una inminente acción de la Fiscalía en su contra, por su indebida participación en algunos de los casos que él mismo menciona.

Segunda teoría de la conspiración. Ante la creciente perdida de poder y acceso al presidente de la República, el ex consejero, por medio de Proceso, advierte al presidente del cumulo de intereses que se teje en torno a la procuración de justicia y de la bomba de tiempo que estaría a punto de estallar en los círculos más altos de su gobierno.

Tercera teoría de la conspiración. Se trata de una cortina de humo, una guerra florida entre el fiscal y el ex consejero para captar la atención y dejar a un lado los expedientes que se acumulan en la Fiscalía y que no tendrán solución en el actual sexenio, como son los 43 desaparecidos de Ayotzinapa y el abultado expediente de Emilio Lozoya.

Más allá de las teorías conspirativas, se trata de un tema en donde el presidente no puede estar ajeno. Eso pienso yo, ¿usted qué opina? La política es de bronce.

Onel Ortíz Fragoso en Twitter: @onelortiz