Cuando pensamos que el presidente Andrés Manuel López Obrador ya no nos podría sorprender, surgió de pronto el anunció de “una pausa” en la relación entre el gobierno de México y las embajadas de Estados Unidos y Canadá.
El tabasqueño justificó su decisión como respuesta al comunicado de la Embajada de Estados Unidos en México a cargo de Ken Salazar, donde cuestionaron duramente sus reformas, en particular la del poder judicial, al considerar que los cambios a la Constitución podrían poner en riesgo la democracia, la relación bilateral en materia comercial y hasta permitir la infiltración del narcotráfico.
Con respecto a Canadá, lamentó como de pena ajena que se comporten como un Estado asociado a la Unión Americana.
Y aunque “poner en pausa” la relación “personal” del mandatario con el embajador de una nación, en términos legales y diplomáticos no significa absolutamente nada, sí revela el actuar caprichoso de quien poco tiene de un jefe de Estado.
Las voces en contra
La posición de los socios y aliados comerciales y políticos de México estuvo precedida por las fuertes declaraciones del presidente del Consejo Coordinador Empresarial, Francisco Cervantes; por el presidente de Mexicanos de Hombres de Negocios, Rolando Vega Sáenz; de jueces y magistrados, de colegios de abogados, de universidades, de las calificadoras internacionales y de la sociedad civil mexicana.
La imposición presidencial de 18 iniciativas sin que se les mueva ni una coma, trae graves consecuencias políticas y económica del país y ha ensuciado la transición del poder.
Ayer leía un artículo muy interesante de un integrante de la 4T, Gerardo Esquivel que fue exgobernador del Banco de México propuesto por AMLO. Doctor en economía, conocedor de los entretelones la economía mexicana, que título su colaboración ¿En verdad se quiere empezar así?, donde plantea lo que ya estamos viendo:
“Cualquiera pensaría que esta transición sería la más tersa en décadas y que no debería haber sobresaltos. Sin embargo, a pesar de este contexto aparentemente tan favorable, el inicio de la nueva administración se avizora turbulento. El ambiente político se ha ido crispando paulatinamente y el entorno económico y financiero se ha ido nublando considerablemente”.
Gerardo Esquivel, exgobernador del Banco de México
Pero ¿qué lo está nublando? Si se tiene todo para una transición tersa ¿por qué las cosas se están poniendo tan feas? La última vez que esto sucedió fue al final del sexenio de Salinas de Gortari, con magnicidios, inseguridad, corrupción, devaluación, y una caída brusca del crecimiento e inflación.
El peso y la Bolsa Mexicana de Valores cayeron el martes con más fuerza que sus pares en el exterior, justo después de que se aprobó en la Comisión de Puntos Constitucionales el dictamen de la reforma judicial, el precio del dólar el 27 de agosto de 2024 cerró en 19.75 y la inflación de acuerdo con INEGI, repuntó a 5.57% anual durante julio, del 4.98% anual en junio y ligó cinco meses al alza.
Por otro lado, se presenta un tema central que pega en la figura del presidente, no como titular del ejecutivo, sino como persona, por sus presuntos nexos con el crimen organizado. La detención del Mayo Zambada y del hijo del Chapo Guzmán, que esté implicado el gobernador de Sinaloa y que la respuesta oficial del presidente sea defenderlo en términos políticos y no judiciales, complicando más la sucesión presidencial.
Lo que hay detrás
AMLO busca impunidad para él y los suyos y, una forma de lograrlo es a través del control de las instituciones y organismos autónomos.
Claramente la reforma al poder judicial atenta contra los derechos humanos, la legalidad y pone en riesgo la soberanía.
Recordemos, cuando los organismos autónomos, las instancias de rendición de cuentas y un marco legal confiable operaban, se alcanzaron impactos positivos a la población, como llamadas gratis de larga distancia, bajar los costos de internet y cobertura en la mayor parte del territorio; se consiguió abaratar la energía y llegar a más personas.
Las leyes en materia de transparencia, dejaron al descubierto la corrupción del gobierno de Peña Nieto, más de diez gobernadores y funcionarios de alto nivel fueron a la cárcel y más de 150 fueron inhabilitados, una enorme diferencia ahora, donde AMLO es el gran juez y decide quién es corrupto y quien no.
Además de lo que se ha dicho de la reforma, que afecta lo comercial, las relaciones internacionales, la justicia, los derechos humanos y que servirá para empoderar a un solo hombre, tiene otra intención, garantizar la total impunidad a AMLO y sus cercanos, de ahí que este dispuesto a incendiar el país, así sea que lo deje en llamas a la presidencia a Claudia Sheinbaum.
¿Será que Claudia dará manotazo y anunciará la esperara la reforma al poder judicial y electoral?
X: @diaz_manuel