Varios medios traen como noticia relevante que el ministro de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN), Juan Luis González Alcántara, haya presentado su proyecto de sentencia a la Acción de Inconstitucionalidad 164/2024. Se ha generado la expectativa de que, conforme a su proyecto, la SCJN declararía varias partes de la reforma judicial como inconstitucionales. Centralmente señala como inválida la elección popular de miles de jueces y magistrados – poco más de 1,600– que en los siguientes tres años perderán su trabajo por el sólo hecho de trabajar en uno de los Poderes de la Unión.

Hay que decir que el ministro González Alcántara ha hecho un buen proyecto, que le da esperanza a cientos de juzgadores, pero es sólo un “proyecto” y en eso quedará. Es pues una aspiración y en la SCJN lo saben.

En la SCJN pretenden discutirlo hasta la semana entrante, probablemente el martes 5 de noviembre. Para esa fecha ya se habrá aprobado, por el Congreso de la Unión y la mayoría de las legislaturas de los Estados, una nueva reforma judicial denominada de “inimpugnabilidad” que hará el proyecto del ministro Alcántara quede desactualizado y probablemente sin fundamento jurídico.

Así, la SCJN está recurriendo al uso de una “muleta”, un recurso que se conoce en la tauromaquia para engañar al toro, pero aquí quieren engañar a sus jueces y a la opinión pública.

Si la SCJN de verdad quisiera haber entrado a fondo al tema lo hubieran podido hacer hace semanas, tenían varias demandas por resolver; o, incluso pudieron haber abierto un “expedientes varios” para ellos internamente resolver, sin demanda de por medio, una crisis del sistema constitucional mexicano. Pero no, han decidido hacer la “finta” de que lo quieren resolver, pero saben les van a ganar en los tiempos desde el oficialismo y que habrá – antes del martes entrante- una nueva reforma judicial que va a dejar a la SCJN sin materia a resolver.

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Tristemente hay que decirlo, es una burla lo que están haciendo. ¿Por qué lo hacen? Primero, para tratar de salvar cara con los jueces y magistrados del país que estaban esperanzados en alguna resolución judicial desde la SCJN. Y, segundo, sobre todo lo hacen para intentar ocultar que están tramitando sus pensiones vitalicias con salarios millonarios. Sí, las “renuncias” que varios ministros están presentando son el mecanismo legal que la reforma judicial, que tanto critican, mandata para cobrar su haber de retiro o pensiones vitalicias de por vida. Como dijo hoy la Presidenta de la República, Claudia Sheinbaum, renuncian para cobrar “un montón de dinero” de por vida.

La SCJN pretende pues votar el proyecto del ministro González hasta la semana entrante, pero este mismo fin de semana ya se habrá publicado en el Diario Oficial de la Federación la nueva, una segunda, reforma judicial en la Constitución con lo que la Corte perdió su tiempo, perdió su oportunidad en la historia de México y dejó a los integrantes del Poder Judicial Federal en completo abandono.

Tristemente, su actuar le da la razón al expresidente López Obrador en haber propuesto una reforma judicial tan extrema: a la mayoría de los ministros de la SCJN sólo les interesa el dinero, su dinero, y están haciendo todo lo necesario para conservarlo. Aún más triste es que dejarán en desamparo a miles de familias que creyeron formaban parte de un PJF que impartía justicia.

Ahora se tendrá que reconfigurar una nueva SCJN y no hay garantías que vaya a ser mejor que la actual. Lo que generará más daño institucional y reputacional al país. Ojalá exista altura de miras en los que serán responsables de elegir a los nuevos candidatos a la SCJN. Por lo pronto habrá que aguantar, hasta agosto del 2025, las ocurrencias de siete ministros de la Corte que han perdido el rumbo y su lugar en la historia nacional.