A la Navidad se le reconoce de color blanco porque el blanco significa paz, pureza mental, quietud, bienestar. Pero hay otro color que la distingue y del que nadie habla: el azul.

Yo le llamaría Navidad Azul a esa Navidad que muchas personas vivimos con tristeza, con depresión, con nostalgia, con una sensación constante de soledad y de vacío.

También se le conoce como “blues de Navidad” a todas estas sensaciones y emociones limitantes que no nos permiten sintonizarnos con el sentimiento de felicidad que constantemente nos exige la mercadotecnia y los medios de comunicación que deberíamos  de sentir durante prácticamente todo el mes de diciembre.

Hay personas que se deprimen en Navidad y no poco. Yo soy una de ellas.

Durante muchos años he luchado contra ese sentimiento, pero durante muchos años me he tenido que reponer y volverme a poner de pie porque tenía a dos pequeños chiquitos a los que les tenía que infundir que esta época es hermosa y que no es trágica ni dramática como la vivo yo.

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Sin embargo, ahora ellos ya son grandes y ya no puedo fingirles que me hace plenamente feliz la Navidad. Dejar de fingir lo que no siento ha sido un verdadero alivio.

Pero, ¿por qué nos hace sentirnos infelices en diciembre y en especial en Navidad?

Primero que nada, la carga de comerciales navideños, en los que la exigencia por tener que estar  feliz todo el tiempo  y amar a todos a la vez es inagotable, y ya una vez que perdonas y amas muchísimo a todos, tienes que dar regalos.

La economía no está (al menos no la mía) para gastar en regalos. Ahora sí que no lo estoy logrando. Pero, además, esta exigencia de que si no hay regalos no amas, y si no amas no eres feliz y por lo tanto estás amargado, nos lleva a caer en una bola de nieve infinita de sentimientos que nos ponen tristes y tensos. En el ambiente hay mucho estrés.

Y ni hablar de la tristeza que se siente cuando llega la Nochebuena y encuentras espacios vacíos que antes estaban ocupados porque ahí se encontraban nuestros seres amados; suele doler esta emoción bastante y hasta el fondo.

Si a eso le agregamos que la luz del día dura menos y se oscurece muy temprano nuestro cerebro tiende a digerir esta falta de luz de una manera en donde no se produce serotonina que es una sustancia química cerebral que nos podría poner de mejor ánimo.

Durante muchos años he batallado por no caer en cama por tristeza y depresión en el mes de diciembre.

Ciertamente y como cada año,  nunca tengo ganas de adornar mi casa, pero increíblemente al hacerlo cambia el “chip” emocional de tristeza y mejora  mucho mi estado de ánimo.

Otra de las cosas que me ayuda a afrontar estos días es no exigirme más de lo que puedo dar. No me obligo a sentirme feliz y tampoco me prohíbo llorar si es necesario. No finjo amar, solo amo. Me permito amar sin miramiento a todo aquel que esté frente a mí. No lo hago por los demás, lo hago por mí.

Solo dejo que mis emociones fluyan, aceptando que esta época no es eterna y que pronto pasará.

Ayuda mucho encontrarle un sentido. Finalmente, seamos o no creyentes se celebra el nacimiento de alguien que nos da esperanza en las tormentas y nos abriga en la calma. Tener la certeza de su existencia ayuda y calma muchísimo.

Por el lado del tema de los regalos es algo que he detestado desde siempre. No me gusta regalar ni que me regalen nada. No me parece espontáneo pues. Pero dado que uno a veces está inmerso en esta dinámica de los  intercambios de regalos, podríamos verlo de la mejor manera posible: Si no contamos con dinero para poder darle los mejores regalos a los que más amamos, pensar que de otros modos y en otros momentos hemos hecho lo posible por demostrarles cuánto les amamos y que siempre en la vida habrá la oportunidad de darles algún regalo que los tome por sorpresa.

Dar obsequios a quien no queremos por el mero hecho de ser Navidad puede convertirse en una grata experiencia: siempre la simple acción de “dar” nos  produce felicidad y  muchísima satisfacción; es como mágico.

Así que cuando damos, nos estamos regalando a su vez la oportunidad de sentirnos bien con nosotros mismos.

En Nochebuena se puede hablar de nuestras emociones abiertamente, si se tiene algún ser querido que ya no está, sana mucho poder decirle a los que te rodean que se extrañan profundamente  y que se siente el frío de su ausencia dentro de nosotros.

Quizá no todos nos  entiendan o no a todos les importe lo que sentimos, pero eso no es lo que buscamos. Lo que buscamos es poder expresar que nos sentimos tristes... No importa lo que los demás piensen de nosotros.

Y algo muy importante: hay un sentimiento de soledad inmenso en particular en estas fechas.

Pensamos que somos los únicos que nos sentimos solos y la cosa no es así. Cuando vas enterándote de gente que se siente igual de sola que tú, da un poco de consuelo no sentirse tan solo en el mundo . En estas épocas, está comprobado de manera científica que cientos de miles de personas se deprimen y se sienten sin ánimo de vivir en esta época y realmente la pasan muy mal porque prácticamente no tienen nada ni a nadie. Eso es terrible también.

Así que si tú me lees y te sientes de pronto sin ganas de nada en estas épocas decembrinas, no estás solo,  piensa que esto no va a durar para siempre y piensa también que es un buen momento para sacar lo mejor de nosotros, para estar bien no nada más  con uno mismo, sino  también para brindarle una mano y una sonrisa al que está junto a ti. Tal vez aquel que está sentado a tu lado o frente a ti está  viviendo una pesadilla decembrina que no ha podido expresar o se ha atrevido a confesar, tal vez se quedó sin empleo, sin un amor, sin ilusiones, con alguna enfermedad y con tu paz y tu bondad, tan simple como con tu compañía  puedas hacerle pasar verdaderamente una feliz Navidad a alguien más.

Siempre he creído que la felicidad es la probabilidad de poder sentirte en paz. Si entiendes lo que es la paz, podrás entender el sentido de la Navidad.

Habrán tormentas y miedos en tu mente, eso sí puede ser, pero ten la certeza de que si pides con todas tus fuerzas que se te devuelva esa inocencia que tenías de niño, si cierras los ojos y sientes que te rodean todas aquellas personas que murieron para poder habitar en ti eternamente, descubrirás de qué se trata la Navidad.

Si perdonas y olvidas los desagravios y sueltas a quien no te ama en paz entenderás lo que es la Navidad. Yo estoy en búsqueda de entenderla pero ahora la vivo como quiero vivirla, sin pretender darle gusto a nadie más que a mí misma.

En estas épocas te brindo mi cariño y mi abrazo.

Gracias por haberme leído hasta acá.

Te abrazo

Es cuanto.