Lo sucedido a la niña Esmeralda, aquí en Querétaro, es una desgracia por donde se le vea, pero más aún porque ella fue violentada y abusada pero nadie parecía reparar sobre ello.

El fiscal de Querétaro, Víctor Antonio de Jesús, desde un principio señaló a Esmeralda, de tan solo 14 años de edad, de homicida, por haber abortado un bebé producto de una violación.

El caso se supo en Querétaro desde hace varias semanas pero parece que no tuvo entonces repercusión ni trascendió entre la población. Nada pasaba. Yo que vivo aquí se los aseguro.

Las versiones de el caso se empantanaban y se enlodaban cada vez más: Que si el bebé murió dentro del vientre de su madre, que si una vez nacido fue estrangulado por la madre, que la madre no contaba y era la delincuente y además tenía que pagarle 500 mil pesos de indemnización al hombre que abusó de ella.

El fiscal hablando del caso de Esmeralda parecía un simple robot, sin emoción alguna y sin sentimiento; con un aplanamiento afectivo de miedo.

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Hasta acá vino Citlalli Hernández, como secretaria de la Mujer, para poner orden al caso; enviada, dijo, por la presidenta Claudia Sheinbaum. Y con este caso apareció nuestro gobernador con el temple que le caracteriza, buscando siempre la justicia y además ser justo, siendo totalmente sensible al caso, poniéndole atención sobre todo, cosa que es difícil que los gobernadores tengan esa disposición de escuchar, entender y conocer.

El grave, gravísimo error, son los dichos del fiscal Víctor Antonio de Jesús, quien declaró que liberar a la niña de el cargo por homicidio había sido “una salida alterna”.

Es decir, así que como quien dice: “Yo no quería levantarle el cargo a la niña por homicidio pero no me quedó otra salida por la presión que se está ejerciendo sobre mí”.

Finalmente Esmeralda ha quedado absuelta de toda culpa, pero el fiscal de Querétaro sigue en funciones y esto ya no puede ser.

Yo no me siento segura con un fiscal así y yo creo que nadie. De hecho, no me da confianza ni me inspira que sea un hombre de justicia.

Me parece que Citlalli Hernández hizo un papel digno, pero pienso que ese lo debió tomar el gobernador Mauricio Kuri.

Conozco al gobernador. Es un hombre justo, pero además humano, y estoy segura que él vio y buscó la manera de arrojarle luz a todo este laberinto confuso y contradictorio y  de poquísima claridad en el caso de Esmeralda.

El gobernador no hubiera permitido una injusticia y en ese sentido siempre me sentí segura y confiada en que el Gobernador lo resolvería.

Pero el fiscal es un hombre que ya no debería de encontrarse ocupando el puesto como titular de la Fiscalía de Querétaro. Estoy segura Mauricio Kuri sabrá que la mejor decisión está en removerlo.

Me gustó el abordaje que hizo el gobernador al decir que se profundizará y pondrá en marcha un programa de prevención de violencia, educación y formación de valores dirigido a las y los adolescentes. Y este tema me interesa mucho como psicóloga especialista en adolescentes.

Veo un vacío curricular en el abordaje de estos temas en las escuelas públicas y privadas.

Al final, Esmeralda necesitará de apoyo psicológico junto con su familia, pues se le trató como culpable y el peso que carga esta niña debe de ser muy difícil y doloroso de cargar.

El propio “padre” del producto también necesita de atención psicológica.

Me gusta que el gobernador Mauricio Kuri entienda también la existencia de estas violencias y haya arrojado luz al caso.

El final debe de ser, insisto, con la destitución de este fiscal y que él también reciba un curso de cómo entender las violencias que viven los y las adolescentes.

Sigo pensando que vivo en una ciudad, Querétaro, donde gobierna el mejor gobernador del país: Mauricio Kuri.

Sé que entenderá que la mejor decisión es encontrar a un nuevo fiscal. Por el bien de todos.

Es cuanto.