La reciente renovación de cuadros en la dirigencia de Morena debería hacer reflexionar a los partidos de oposición. Con Luisa María Alcalde como nueva presidenta del partido, Carolina Rangel como secretaria general, Andrés Manuel López Beltrán como secretario de organización y Camila Martínez como titular de comunicación, entre otros, Morena fortalece su estructura apostando por un cambio generacional y la inclusión de más mujeres en los más altos niveles de toma de decisiones. Sin embargo, es importante mencionar que el nepotismo a todas luces es evidente al ser hijos de importantes líderes del partido.
Es evidente que Morena ha entendido algo fundamental: las nuevas generaciones y las mujeres no son solo una base electoral a cortejar, sino piezas clave en la construcción de un proyecto político para el futuro. La juventud y la experiencia de Luisa María Alcalde demuestran que el partido en el poder busca fortalecer su imagen de transformación y progresismo a través de la continuidad de la cuarta transformación. Esta visión de futuro, respaldada por un liderazgo joven y comprometido, es la apuesta del partido para mantener su conexión con el electorado que busca representatividad auténtica y respuestas a las demandas sociales.
Por el contrario, el PAN y el PRI parecen estancados en una dinámica de resistencia al cambio que podría tener consecuencias severas en los próximos comicios. La próxima renovación de dirigencia del PAN confirma un secreto a voces de la campaña presidencial. Llegará a la dirigencia otro hombre, con buena percepción dentro del partido, pero que no ha brindado espacios a las juventudes o nuevos perfiles, ni tampoco ha incluido a las mujeres en su planilla. Esto solo refleja una desconexión con dos sectores que juegan un rol crucial en el escenario electoral actual.
Mientras tanto, el PRI decidió mantener a Alejandro Moreno en su dirigencia, un líder cuyo nombre está ligado a un estigma de corrupción y cuya permanencia en el partido ha sido cuestionada por sus militantes, quienes incluso impugnaron el cambio de estatutos ante las autoridades electorales.
Es preocupante que la oposición no entienda la urgencia de renovarse. A nivel global, los movimientos políticos exitosos han sido aquellos que han sabido integrar a mujeres y jóvenes en sus estructuras de liderazgo. El ejemplo de Morena debería ser una advertencia: aquellos que no estén dispuestos a adaptarse a las nuevas demandas de la sociedad corren el riesgo de desaparecer.
La inclusión de las mujeres en la toma de decisiones, especialmente en posiciones clave como la presidencia de un partido o la dirección de su estrategia de comunicación, no solo es un gesto simbólico, sino una muestra de comprensión de las dinámicas sociales actuales.
Mientras Morena da pasos claros hacia la inclusión y el relevo generacional, los partidos de oposición parecen aferrarse a viejas fórmulas que no reflejan las necesidades ni las expectativas del electorado actual. La política en México está cambiando, y aquellos que no lo comprendan quedarán, inevitablemente, al margen de la historia.
X: @ElPepeGalaviz