En medio de la polémica en torno al nuevo modelo de enseñanza mexicano, y con motivo de la publicación de los libros de texto para el próximo ciclo escolar, escribí anteayer mi columna intitulada “El debate educativo termina donde siempre: en el sindicato” publicada en este espacio de SDPnoticias, donde expongo sucintamente, de acuerdo a mis conocimientos y experiencia personales, cómo el SNTE ha sido el principal enemigo de la educación pública en México.

Con lo anterior me he sumado a una larga lista de mexicanos consternados ante la regresión educativa puesta en marcha por AMLO y su régimen. En días recientes, se publicó en El Universal un desplegado, firmada por connotados personajes de la vida pública, entre ellos especialistas en materia educativa, tales como Eduardo Backhoff y Gilberto Guevara Niebla, donde denuncian abiertamente la embestida del régimen lopezobradorista contra los niños y jóvenes mexicanos.

En palabras del maestro Guevara Niebla, la Nueva Escuela Mexicana “también rechaza la formación intelectual y moral del alumno para que ulteriormente pueda participar en la dirección de las instituciones democráticas”. También –señala- “el actual proyecto del gobierno rechaza la cultura universal y reivindica, en su lugar, la cultura popular o comunitaria”

Entre los puntos principales contenidos en el documento publicado en El Universal se encuentran: acusan abiertamente a la SEP de promover ideas profundamente arraigadas en postulados ideológicos, sin mirar siquiera hacia las competencias necesarias para comprender el mundo, formarse un juicio crítico y contar con las herramientas de aprendizaje para hacer frente a un mundo en constante transformación.

Se pone el acento – se lee en el desplegado- en la función del individuo como miembro de una sociedad, lo que echa a un lado cualquier consideración de superación personal, y a la vez, atenta contra las libertades individuales de los mexicanos; ello, ciertamente, bajo el paraguas ideológico de desterrar a la educación neoliberal.

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Otro punto es que presenta a México como un país apocado, acomplejado y domeñado por potencias europeas, haciendo a un lado la fuerte herencia española y el hecho mismo de que el español es la lengua materna del 97 por ciento de la población.

Hacia el final del documento, se explica cómo la SEP pretende imponer una visión doctrinaria y anti moderna que se opone a los ideales democráticos y cómo contraviene el artículo tercero constitucional negándoles una educación de excelencia.

En resumen, valiosos hombres y mujeres mexicanos que han trabajado durante años en favor de la construcción de un modelo que siente las bases para la oferta de una educación de calidad coinciden todos en un punto fundamental: la Nueva Escuela mexicana, implementada por AMLO, por la secretaria Leticia Ramírez y por el desangelado Marx Arriaga, es un atentado contra los niños y jóvenes de México.

La NEM es, por el contrario, un nuevo instrumento del régimen que busca imponer una ideología basada en la polarización, en la tergiversación de la historia y en un modelo de enseñanza que, lejos de acercarnos a los consensos educativos en el mundo, pretende retrotraer a nuestros estudiantes a una era de oscurantismo caracterizado por fundamentos ideológicos, por el desprecio hacia la ciencia y por el culto a una autoproclamada 4T.