A nadie nos hace feliz que haya llegado una nueva variante del Covid-19 al mundo. Que se diga que es más letal que otras es aún un tema por analizar.
Imagino que los propios epidemiólogos ni siquiera terminan de entender de qué se trata y de las dimensiones de su agresividad .
Pero México ya sabe de qué se trata en sí una pandemia. La hemos vivido con dolor, con horror, viendo partir a nuestros seres queridos; dejando de percibir ingresos por el desempleo y un largo etc, cargado de dolor y letalidad. Eso nadie nos lo cuenta.
Y ahora que nos enfrentamos a esta nueva amenaza, me pregunto: ¿No era esta una nueva oportunidad para que el presidente recompusiera todos los errores cometidos en el pasado? ¿Y que su discurso fuese diferente, que fuera más sensible para cuidar a los mexicanos? Pero no. Nuevamente su arrogancia y su ego lo empujan a decir, otra vez como antes, que no pasa nada, que “no nos espantemos”, y que nada pasara si “nos congregamos” en el Zócalo, porque ya pasó todo y en realidad nada pasa.
¿No era esta la oportunidad de poder reivindicarse? ¿No era esta la oportunidad incluso de destituir a Hugo López-Gatell y poner a otra persona (cualquier otro médico adquiriría más credibilidad que él)? Pero no.
Para este presidente la derrota está en la pandemia con sus muertos, lo toma personal; cada enfermo, cada reclamo por vacunas, lo toma personal. Era la oportunidad de este presidente de darle un giro a lo que lo viene hundiendo con un cambio de actitud. Desgraciadamente Andrés Manuel López Obrador (AMLO) es un hombre tan resentido, con tanto enojo y con muchos otros problemas emocionales que no lo dejan ver más allá ni ahora ni nunca .
Esta era la oportunidad no nada más de reivindicarse, sino de salvar vidas. Pero tristemente ni lo uno ni lo otro. Una vez más el desdén y la indiferencia.
La arrogancia y la negación serán lo que lo hundan y no será culpa de la oposición ni de los neoliberales sino de él. Es tiempo...
Claudia Santillana Rivera en Twitter: @panaclo