No es necesario ser el castrista más convencido para reconocer la calidad de la medicina cubana a nivel mundial. Para muestra, está el desarrollo de sus propias medicinas contra el Covid-19. En nuestro continente, por ejemplo, países con mayores recursos, como Canadá o México, aún no han podido lograr este hito ante el desmantelamiento de amplios sectores de su industria durante la época neoliberal.
Acechado por el bloqueo impuesto por Estados Unidos, uno de los medios que Cuba ha encontrado para hacerse de divisas foráneas es el trabajo de sus médicos, no solo en América Latina, sino en Europa y otras partes del mundo. No olvidemos que durante la peor etapa del Covid en Italia en 2020, fueron los profesionales de la salud cubanos quienes apoyaron a una infraestructura médica casi al borde del colapso en dicho país.
Opositores son racistas con médicos cubanos
Aquí en México, los sospechosos comunes de siempre han puesto el grito en el cielo ante la llegada de 500 médicos cubanos que irán a atender a comunidades apartadas a lo largo y lo ancho de la república mexicana. Su reacción es tan predecible como repugnante: desde un Sergio Sarmiento comparando su trabajo con “esclavitud”, como otro comentarista trasnochado que clama por “funcionarios de Finlandia” en lugar de estos profesionales de salud.
La reacción de la “élite” de médicos mexicanos también es vomitiva: desde la hija de un político ladrón del PRI despotricando contra sus colegas cubanos hasta “matasanos” mexicanos desclasados y alienados dejando salir todo su clasismo en mensajes en redes sociales. Este es otro de los logros de la Cuarta Transformación: obligar a la derecha a mostrarse tal como es: racista y discriminadora. La oposición a la llegada de médicos cubanos a México es racismo vil, traten de explicarlo o justificarlo como quieran, pero esa es la realidad.