Todavía hace algunas semanas en las encuestadoras más importantes del país no figuraba ningún personaje de la oposición como firme candidato para la Presidencia. Parecía una zona desértica y árida.

Claudia Sheinbaum apareciendo desde hace semanas como la favorita de las encuestas para ser presidenta de México, seguida por Marcelo Ebrard.

A fuerza de que alguna figura de la oposición apareciera en estas encuestas también ha figurado Luis Donaldo Colosio por Movimiento Ciudadano sin que apenas se le vean ganas de competir.

Pero por fin se vislumbran dos candidatos sólidos de la oposición para hacer contrapeso (porque siempre son necesarios los contrapesos, porque sin ellos las competencias no son justas) y ellos son Santiago Creel y Lilly Téllez.

Debo decir que, simpatizo con ambos y tengo el honor de que, desde hace mucho, me sigan en Twitter; por supuesto yo también lo hago.

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Santiago Creel es el caballero de la política.

Lo he visto desenvolverse en el Senado de la República y en la Cámara de Diputados  como todo un caballero. (Quizá no lo sabían pero gustó mucho de ver el Canal del Congreso por televisión.)

Como presidente de la Cámara de Diputados siempre ha sabido guardar la compostura, sabe poner orden. No se exalta ni ofende... Todo un caballero. Verlo así da un sentimiento de concordia y reconciliación en medio de un actual presidente del país absolutamente convulsionado e iracundo.

Además lleva años en la política. Se las sabe todas.

Pero no le veo muy seguro de ser presidente. Dice que sí quiere, pero lo siento titubeante. Y es que, cómo no, el país que entregará Obrador a su sucesor será un desastre.

Por otra parte Lilly Téllez es también el claro ejemplo de que México merece a una mujer como presidenta. Ya le toca. Pero más allá de temas de género, Lilly tiene un reto enorme a vencer: Su cercanía con Obrador y haber pertenecido a Morena es una sombra que es difícil de erradicar. Si bien estuvo en su derecho de cambiarse  de bando todavía le costaría un poco más que a Santiago Creel ganarse la credibilidad.

Si bien me gusta lo aguerrida que es yo le sugeriría que no fuera tan agresiva en su discurso, pues se iguala a Obrador. Y ya vimos que ese discurso destruye y divide al país. Necesitamos unidad . Más que nunca. Los manoteos y gritos solo le sirven a Obrador para ser aplaudido por sus fieles seguidores, pero creo que por ahí no es la vía.

La oposición necesita demostrar otros niveles.

Lo interesante y necesario será ver que entre Lilly y Santiago haya unidad y que no importando que ambos compitan por un mismo fin, puedan al final darse la mano el uno con el otro. Ahí se verá realmente de qué lado están: sí del poder o de México.

Porque claramente en el caso de Claudia Sheinbaum y Marcelo Ebrard el interés es el poder. Es evidente que no se toleran y que no pueden estar juntos. Eso es lo angustiante.

Veremos qué suceda en esta contienda.

El trabajo de los candidatos es demostrarnos que merecen ser presidentes. Nos tienen que convencer.

No sé cómo. Pero algo tienen que hacer.

Es cuanto.