No me sorprende en lo más mínimo el vocabulario que la oposición sigue manifestando. Todos hemos visto con nuestros propios ojos las limitantes y las penumbras que padecen ante la incapacidad de penetrar en los temas de la agenda pública y, más aún, en el ánimo de la población civil.

Alito Moreno, por ejemplo, tuvo que recurrir a tomarse una fotografía en Washington para intentar captar la atención. Según él, fueron encuentros con funcionarios de EU. Desde luego, el presidente Nacional del PRI no tiene la calidad moral para colocarse en el nivel de un interlocutor internacional o, de plano, haciendo la tarea diplomática que le corresponde al gobierno que encabeza Claudia. Entonces, por más mediática que luzca una postal en el vecino país, no tiene ningún efecto, especialmente para el partido político más repudiado de México como el Revolucionario Institucional.

Todo eso, evidentemente, está ligado a una campaña propagandista para intentar desestabilizar al gobierno de Claudia Sheinbaum. Pese a ese rigor con el que actúa el conservadurismo, no hay nada que pueda tener injerencia para provocar crispación entre la legitimación de la jefa de Estado y el pueblo de México. Siendo así, la oposición, en lugar de estar buscando mecanismos perniciosos, debería estar preocupada por las circunstancias que están viviendo. El PRI, por ejemplo, está apunto de entrar en terapia intensiva como fuerza política. Deberían poner atención en situaciones como las que aquejan al perredismo, púes su decadencia, en definitiva, estuvo inmersa por la traición a los principios, pero sobre todo cuando le dio la espalda al pueblo de México luego de firmar el pacto con Enrique Peña Nieto. Desde ese instante, en efecto, el Sol Azteca no pudo conciliar ni contener la irritación de las bases sociales que, agraviadas por la situación, emigraron a las filas de Morena.

Y Morena, bajo el liderazgo de Andrés Manuel López Obrador, supo capitalizar la manifestación del pueblo en respaldo social. A nuestro juicio, todo lo que estamos viviendo, que es también un producto de la tenacidad, es fruto de cumplir las promesas a la nación de México. Para el gobierno que encabeza Morena, desde luego, la prioridad siempre ha sido la ciudadanía, especialmente aquella que, por su grado de vulnerabilidad, requiere mayor atención. No es populismo ni una tiranía como asegura la oposición. Es, obviamente, el cariño de la gente hacia la figura de Claudia Sheinbaum. Ella, en la etapa inicial de su sexenio, ha logrado cifras históricas de respaldo. De acuerdo con la encuesta de Metrics Mx, la jefa de Estado, para ser precisos, tiene más del 80% de la confianza del grueso de la sociedad a nivel nacional. Es, por lo tanto, un momento crucial que, sobra decir, le irrita a la derecha, sobre todo a los columnistas que se han declarado abiertamente detractores de la 4T.

Hemos fundamentado que mientras la oposición no cambie ese arrogante comportamiento de sus dirigentes nacionales, seguirá sumergida en la mediocridad. Ellos, como tal, están obligados a reinventarse por completo y, de paso, cambiar su narrativa que, por cierto, es vulgar y soez al confundir un posicionamiento con una ataque sin fundamento. Eso tiene que ver, lo dijimos, con las limitantes de sus cuadros más visibles que, para puntualizar más rápido, lo único que ha hecho es ridiculizar su postura, valiéndose de mentiras y difamaciones contra la presidenta de México. Basta echar un vistazo no solo a la abrumadora base social que ha construido Sheinbaum, sino a la proporción numérica que, como tal, ha efectuado un presagio muy puntual para ir adelantando un tsunami de color guinda.

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Esas mismas encuestas, que tanto criticó la oposición, arrojan datos muy concretos. En el tema de los territorios, que son un motor de impulso para la jefa de Estado, los gobernadores mejor evaluados, sin duda, son los emanados de Morena, especialmente los del sur del país. Hablamos concretamente de Yucatán, con Joaquín Díaz Mena, lo mismo que de Veracruz, de Rocio Nanhle; y qué decir de Chiapas, cuya estrategia de seguridad que implementó Eduardo Ramírez está pacificando al territorio. Tal solo durante este mes, los funcionarios públicos que mencionamos, en una ponderación abierta a pregunta expresa sobre confianza, son calificados muy arriba de 65% de aprobación ciudadana. Y mientras la oposición se sigue rasgando las vestiduras por el control del poder, y la multitud de expresiones que nacen como la de Sandra Cuevas, Morena vive, sin exagerar, una apoteosis. De hecho, una vez que se llegue la previa de la elección intermedia, comenzarán a fluir las evaluaciones que, desde ahora, anticipan triunfos contundentes en las 16 entidades federativas. Hay, en efecto, tres entidades que son prioridad para la dirigencia del partido guinda, sobre todo por la importancia que tienen. Hablo de Querétaro, que, si o si, tiene que ir con Santiago Nieto, su mejor perfil para doblegar al PAN. Lo mismo podemos decir de Chihuahua, donde la postulación de Andrea Chávez, que se encamina como la favorita, resulta un hecho inminente ante el momento inmejorable que vive. Y Nuevo León, que es fundamental por su posición geográfica y padrón electoral, un liderazgo que puede convocar al voto, es Tatiana Clouthier, pieza esencial del triunfo de Sheinbaum.

Eso, en favor de un escenario positivo para Morena, significa la apuesta o, mejor dicho, toda la carne al asador para pintar de guinda todo el territorio nacional, especialmente por la degradación de la oposición, y el momento crítico que padece el conservadurismo que, pese a la guerra sucia, no ha podido debilitar al gobierno de Claudia Sheinbaum. De hecho, el PRIAN, con ese posicionamiento, le facilita más el camino a la coalición Seguimos Haciendo Historia, que ha levantado la mano para ir en alianza y, de nueva cuenta, conquistar el cariño de los votantes.