El verdadero éxito del actual régimen que encabeza el Presidente López Obrador y su partido Morena, no se basa en las obras, ni en sus programas asistenciales, tampoco en el manejo de los recursos, ni en los resultados en materia de seguridad, salud, y otras áreas prioritarias para el desarrollo del país.

Su verdadero éxito, es que desde que entraron y hasta la fecha, parecen haberle robado su brújula a una oposición que sigue perdida y sin encontrar el camino para realmente hacerles frente, y recuperar la confianza de una ciudadanía que no ve rumbo ni proyecto en ellos.

El caso de la propuesta para militarizar la Guardia Nacional, es otro ejemplo de cómo los partidos contrarios a Morena, siguen sin escuchar a la gente y sin tener una estrategia clara de cómo estructurar un mensaje con base a las debilidades del actual gobierno, pero también en las inquietudes y necesidades de la gente.

La encuesta publicada esta semana por Buendía y Márquez, da muestra de un contexto social en el que la mayoría de los mexicanos califican como un fracaso la actual estrategia de seguridad del Presidente; asegurando que para esta mayoría de la población, el país vive tiempos donde hay más violencia e inseguridad.

Sin embargo, la misma encuesta también revela que una mayoría todavía más abrumadora, a pesar de este fracaso, o más bien tomando en cuenta este, ven como una medida necesaria que el ejército sea el que lleve de ahora en adelante las riendas de la seguridad interna de nuestro país.

En resumidas cuentas, reprueban al gobierno en su estrategia actual, pero con esa misma justificación, avalan ampliamente su propuesta para militarizar la Guardia Nacional.

Todo esto, mientras la oposición, con mensajes disipados y sin sincronía, rechazan la iniciativa y la tachan como peligrosa es decir, parece que quisieran que el gobierno siguiera con los abrazos que ellos tanto han criticado.

No solamente están ignorando lo que la gente quiere, sino que también han caído en una incongruencia, porque precisamente esta misma oposición hace apenas unos años, durante el gobierno de Peña, había coqueteado con la idea de implementar un esquema bastante similar al que hoy, el actual gobierno quiere echar a andar.

Lo ideal sería que en lugar del rechazo, todos los partidos del bloque opositor hubieran iniciado una campaña exhibiendo los años perdidos y el costo en vidas humanas, que representó que Morena rechazara hace años su propuesta, para que 4 años más tarde, quieran venir a vender una solución que ya podría haber dado resultados desde antes.

Exhibir las fotos de los altos mandos morenistas que en aquellos años se retrataban con sus letreros de rechazo a la militarización, para demostrar que antes se tenía razón, y que ahora miles de victimas después, ya se le antojo al gobierno hacer, lo que antes bloquearon.

Hoy las vidas que se han perdido, las afectaciones económicas y todo el impacto negativo que ha tenido en miles de mexicanos la fallida estrategia que hasta hoy se ha implementado, no puede borrarse, ni compensarse, pero si puede y debe enmendarse.

¿Por qué tratar de ir contra corriente de los deseos de la gente en lugar de utilizarlos para exhibir aún más las flaquezas y debilidades del actual gobierno?

Si hoy acusan al morenismo de incongruente por proponer tal esquema, también es igual de incongruente que quienes antes avalaban la idea, ahora se muestren en contra de la misma.

Y en esa práctica, de dividir, de bloquear y de rechazar absolutamente todo lo que venga de Palacio Nacional, solo sale ganando como hasta ahora, el Presidente.

Los partidos de este bloque opositor deberían mejor enfocarse en corregir la plana, en satisfacer el deseo de la gente, pero con un esquema que contemple los candados y precisiones necesarias para evitar malas prácticas y garantizar que los temores hoy infundados, de un mal uso de este organismo a favor del gobierno, no se vuelvan realidad.

Pero hacerlo, necesita más esfuerzo, más trabajo y coordinación, y sobre todo, una mayor apertura, acercamiento y conocimiento del sentir de una ciudadanía cansada, golpeada, y al parecer aún muy distante de estos partidos que antes nos gobernaban.