No tengo ninguna duda de ello: Claudia Sheinbaum posee muchas virtudes como académica y política. Se ha desempeñado, desde hace muchos años, como funcionaria pública y, en todas las posiciones, tiene una gran cantidad de comentarios positivos bajo el respaldo inquebrantable del presidente López Obrador. De hecho, su acompañamiento, hizo posible su incursión y el despegue por las coincidencias con el mandatario. Las circunstancias, el destino y la forma en cómo se llevó a cabo el proceso, le abrió la puerta para ser la sucesora de AMLO. O sea, la futura presidenta constitucional de México, pues Morena, como sabemos, ganará la elección.

Convertida en la coordinadora nacional para la defensa del voto, y con la entrega simbólica que le hizo el presidente del bastón de mando, no hay duda que el poder político de Claudia Sheinbaum aumentó considerablemente. Muchos opinan que, con esa acción, el presidente se quita la presión para tomar decisiones en torno a todos los puestos de elección que estarán en juego. Serán cientos y, como sabemos, el punto de partida será el desempeño de los perfiles y el grado de aceptación que tengan con la población civil.

Lo que creemos es que, por un lado, Claudia tendrá gran injerencia, sin embargo, la palabra del presidente es la de mayor peso. Se notó con Cuauhtémoc Blanco y Manuela López. Ambos con responsabilidades al frente de sus funciones, pero con intenciones a futuro en otra posición. Así, de manera directa, el mandatario, después de una entrevista con el gobernador de Morelos, dejó entrever su declinación por la jefatura de gobierno de la CDMX. Lo mismo pasó con la legisladora que, incluso, fue destapada por Zoé Robledo. Y, con un pronunciamiento rápido, y para evitar un conflicto de intereses, el mandatario descartó la designación de Manuela.

Pero más allá de eso, Claudia Sheinbaum, en entrevista, ha dicho que no meterá las manos en el proceso interno. Promoverá, lo dijo, el mecanismo de la encuesta cómo la herramienta principal para tomar decisiones en torno a quienes deben de competir. Una buena postura que, de entrada, da confianza para quienes han levantado la mano, pero, sobre todo, para los que llevan la delantera en las encuestas de opinión pública.

Por ejemplo, en Chiapas, a la vista de todos hay un solo perfil que ha dominado todas las encuestas que se han levantado en los últimos meses. Hablo de Eduardo Ramírez, coordinador de los senadores de Morena. Sería una pena y, peor aún, un retroceso a la democracia si él no es designado candidato de Morena a la gubernatura de aquella entidad. El líder de los legisladores en la cámara alta tiene en sus manos una ventaja de arranque de más de 23 puntos. Es decir, una intención del voto de 2 a 1.

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Y como Morena, a través de su consejo político, ha dicho que propondrán perfiles para las gubernaturas, deben actuar con estricto apego democrático, especialmente para asegurarse poner en la mesa a los mejores cuadros, esos que, durante mucho tiempo, han figurado en el ánimo social. En ese mapa, como punteros de las encuestas, se han mantenido Eduardo Ramírez en Chiapas, Rocío Nahle en Veracruz, Alejandro Armenta en Puebla y Javier May en Tabasco. Así de simple.

El proceso inmediato para elegir al coordinador nacional es el mejor ejemplo del respeto a la decisión del pueblo. Y para las gubernaturas, habrá que seguir ese orden de la lógica para la toma de decisiones, pues eso permitirá, como el caso de Sheinbaum, decidirse por quien más respaldo y apoyo tiene de la militancia y simpatía de Morena.

Para los demás espacios, tenemos que reconocerlo, será muy difícil aplicar una encuesta. Habrá fórmulas para el Senado y cientos de perfiles para los distritos locales y federales, sin olvidar los ayuntamientos. Eso, sin temor a equivocarme, tendrá que ser llevado a una mesa de negociación con quienes participaron en el proceso presidencial, pues tiene, por democracia, que existir un equilibrio para ir en unidad.

Y Claudia Sheinbaum, para este proceso venidero, ha dado su palabra para no tener injerencia. Eso, en política, como en la vida, en lo más sagrado de un ser humano. Es el honor el qué se forja cumpliendo al pie de la letra la palabra. O sea, Sheinbaum ha prometido respetar las encuestas y, si es así, se tendrá que ratificar la lógica que han pronosticado todas las metodologías. Es decir, los próximos nombramientos a coordinador estatal para la defensa del voto quedarán así: Eduardo Ramírez en Chiapas, Rocío Nahle en Veracruz, Alejandro Armenta en Puebla y Javier May en Tabasco, que son los que tienen una inmensa ventaja en las encuestas y que, a estas alturas, es imposible revertir esa tendencia.

Notas finales

Está por finalizar el mes de septiembre que, para algunos alcaldes de Michoacán, significó un punto clave en la aprobación de su trabajo. Resulta que, en medio de su desempeño, una encuestadora evaluó su labor al frente del ayuntamiento. Hablo de dos catalizadores históricos de la entidad cuya trascendencia ha llegado a otras latitudes, especialmente en desarrollo. Por un lado, tenemos a Pátzcuaro, uno de los epicentros más significativos del país y, con ello, reconocidos por la propia revista Forbes por ser uno de los lugares más acogedores. Su edil, por ejemplo, se ha situado en los primeros cinco mejores servidores públicos. En ese sentido, Julio Arreola ha encontrado un equilibrio y, para efectos inmediatos, todo apunta a la reelección en las elecciones que viviremos el próximo año.

Otro de los municipios históricos -en Michoacán- es Apatzingán, cuna de la primera constitución. De hecho, será el 22 de octubre que se celebre un aniversario más en qué se promulgó el decreto emancipador. Al igual que el edil de Pátzcuaro, José Luis Cruz Lucatero se ha situado en los primeros cinco mejores ediles de la entidad y, dicen los que saben, que se ha ganado un lugar en el legislativo local, pues se convirtió en uno de los principales activos de la región de tierra caliente para fortalecer los trabajos del lopezobradorismo.