“Estoy aquí para vivir en voz alta”
Émile Zola
Hace tiempo le escribí a René Delgado cuando era director editorial del periódico Reforma para solicitarle colaborar con ellos como columnista, y me respondió muy profesionalmente:
“Muchas gracias doctor, pero ya tenemos suficientes plumas”.
Con lo que me dio a entender que a los columnistas y periodistas se les puede llamar “plumas”, a lo que yo física y existencialmente difiero.
Por eso hablo en el presente ensayo sobre la pluma de Émile Zola, con la que cambió literalmente al mundo de su época después de la devastación literalmente dicha que dejó Napoleón Bonaparte.
En 1897 Émile Zola defendió con su muy famoso escrito (con su pluma): “J´accuse” (Yo acuso) al oficial del ejército francés de origen judío Alfred Dreyfus por haber sido juzgado falsamente, pero en realidad, Zola estaba acusando a Francia y al mundo entero de un crimen premeditado, que si no lo hubiera hecho, la farsa jurídica hubiera permanecido hasta nuestros tiempos.
Émile Zola publicó su escrito en el diario francés “La Aurora”, equivalente en cuanto a lectores a la presente página SDP Noticias, y así cambió la manera de pensar de todo el poder judicial de Francia, de Europa, de Estados Unidos, y del mundo entero, he llegado a pensar que su influyentísimo resultó tan relevante que fue una de las causas por las que 14 años después, por el empoderamiento consecuente, se haya detonado la Primera Guerra Mundial.
Como muchos, Émile Zola tuvo que exiliarse después de la resolución del caso Dreyfus gracias a su escrito en Inglaterra, pero como muchos también, regresó a su natal Francia para vivir los últimos años de su vida en su amada Paris, fue nominado al primer Premio Nobel de Literatura de 1901.
Émile Zola fue, es, y seguirá siendo, un ejemplo a seguir para todos los que escribimos nuestros pensamientos para intentar cambiar algo, aunque nos llamen “plumas”.
Nota histórica agregada: el mismo Anatole France llegó a decir que envidió en vida a Émile Zola.