Hoy en día se ha vuelto fundamental tejer una política de alianzas en cualquier ejercicio electoral si tomamos en consideración que, un mínimo porcentaje que aporta un partido, puede hacer la diferencia para ganar la contienda, especialmente cuando se enfrentan a un bloque que se ha preparado para encarar una coyuntura de esta naturaleza al conformar una coalición similar.
Y eso ha pasado en los últimos años, sin embargo, en algunas etapas ha sido insuficiente como el caso más notable del propio Presidente de la República que ganó la elección del 2018 con una aplanadora. De hecho, el mismo mandatario hubiese ganado en cualquier escenario posible ya que obtuvo más del 50% de la votación que ejerció su derecho de participación en las urnas, lo que sorprendió porque marcó una histórica victoria.
Honestamente, no considero que esa votación se vuelva a repetir pese al afecto que sigue generando el presidente hacia el partido de Morena. Por tal motivo, el tema se vuelve muy interesante de cara a los procesos electorales que se avecinan; un ejemplo es el Estado de México y Coahuila que serán, sin duda, el parteaguas en la antesala del ejercicio presidencial del 2024 porque mucho depende la política de alianzas que se logren construir para sumar a la causa de cualquier coalición.
El ejemplo más claro es lo que pasa en el Estado de México donde Morena ya definió su candidata a un año de la elección. Y rápidamente el PAN respondió- con la designación de un perfil de las filas de Acción Nacional- sin tomar en cuenta la sociedad que tiene con el PRI y PRD.
No sé sí sea una estrategia del PAN para negociar con el PRI en aquella entidad a sabiendas de lo que representa el Estado de México para el Revolucionario Institucional; lo cierto es que, hoy por hoy, ambos se necesitan dada la pérdida de simpatizantes que ha tenido el PRI en los últimos meses, incluso las propias mediciones aseguran que, ningún partido por sí sólo, puede competir al tú por tú con Morena- si no es en coalición.
Es muy prematuro pronosticar un escenario, aunque de eso dependerá el futuro de un bloque opositor para el 2024. Asimismo, puede venir un giro inesperado con Movimiento Ciudadano quien lograría convertirse en la manzana de la discordia por el porcentaje que tiene en sus manos, especialmente en el candidato Juan Zepeda que es su carta más competitiva en aquella entidad.
Aunque, si ningún escenario de los que hemos mencionado sucede, Morena se perfila para ganar el Estado de México sin contratiempos ya que los propios partidos de oposición le facilitarán el camino al partido guinda.
Ahora, si en un futuro hay un entendimiento y logran ponerse de acuerdo el PAN, PRI y PRD en el Estado de México, la contienda se cerraría con pronósticos reservados porque justamente habría condiciones de competencia y estaríamos hablando que, la coalición que logré una campaña sólida y estratégica en el posicionamiento de imagen de los perfiles que abanderan a las coaliciones, puede ser la que marque la diferencia.
Hasta ahora, Morena lleva ventaja de acuerdo con algunos estudios de opinión que ya miden escenarios hipotéticos con alianzas. Por ello, optar por la construcción de un bloque es prácticamente necesario y fundamental en cualquiera de los casos sin contar, eso sí, lo que pueda lograr Movimiento Ciudadano que puede fragmentar el voto o, en una de esas, sumarse a una de las dos coaliciones para incrementar la posibilidad de triunfo en alguno de los dos equipos.
Hasta ahora eso suena muy poco probable ya que Movimiento Ciudadano ha dicho que va sólo en la elección del Estado de México.
Notas finales
El que sigue empujando fuerte es el presidente nacional de Fuerza por México, Gerardo Islas. Resulta que, hoy por hoy, la suma de su estructura ha sido clave en la política de alianzas que es precisamente la esencia de los fragmentos de esta columna pues su contribución aumentó las probabilidades de triunfo desde que circularon, hace unos meses, los primeros sondeos en las elecciones del pasado mes de junio para elegir gobernadores en algunas entidades.
Fue algo similar a lo que pasó en Baja California y Guerrero donde Fuerza por México marcó la diferencia para que Morena triunfara en los procesos. Dada la aportación significativa, FxM pudo sumar a favor de la causa de Salomón Jara en Oaxaca pues, el propio partido, no sólo conservó el registro en aquella entidad, sino que se consolidó como un gran aliado de Morena.
Y para ponerle más competitividad a los ejercicios- el propio Gerardo Islas, a través de sus redes sociales, anunció la integración de un gran bloque que compartirá- a futuro- en los próximos procesos electorales. Se trata de los partidos Redes Sociales Progresistas, Encuentro Social y Fuerza por México que son, en los hechos, estructuras con capacidad de convocatoria y trabajo a ras de tierra.
Se pondrá interesante la contienda electoral en 2023 y 2024, eso sí, si los partidos son estratégicos en la política de alianzas como lo ha hecho Fuerza por México.